Capítulo 1

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Nasya

Abro los ojos y lo primero que miro es a mi nana abriendo las cortinas de mi habitación para que la luz entre a la penumbra del lugar. Me siento en la cama y bostezo llena de pereza pensando qué haré por las 24 horas del día del sábado. Evidentemente era fin de semana y tenía que ocupar mi cabeza en algo que no fuera dormir, comer y mirar películas románticas.

—Buenos días, Nasya— saluda ella y le sonrío en respuesta.

—Buenos días— vuelvo a mi posición inicial y me envuelvo entre el edredón.

—Le toca limpieza a tu habitación— comenta y saco la cabeza para ver como levanta una envoltura de chocolate.

—Después— vuelvo a bostezar.

—Mi niña, siento que comes mucha comida chatarra y eso no está bien.

—Nana— me levanto.—Tengo 17 años, me encanta la comida chatarra.

—No es sano.

—Sí le pongo límites, sí.

Suspira y sus ojos pequeños me miran con cariño.

—¿Quieres desayunar ya?

—Sí— le doy un beso en la frente y le sonrío con cariño.

Mi nana ha estado conmigo desde que estaba en el vientre de mi madre. Me cuidó desde que era un bebé, me dio más atención y cariño que mi propia madre y la adoro por estar conmigo siempre.

—Tus padres no están— informa y me separo borrando mi sonrisa.

—¿A dónde fue mi padre?

De mi madre no me sorprende, ella siempre procura salir todo el día con sus amigas, gastar dinero en ropa, zapatos, maquillaje y joyas de diseñador. Pero mi padre es diferente, él siempre está conmigo para comer, siempre pasamos tiempo juntos y se me hace muy extraño que no haya desayunado aquí.

—Dijo que tenía un asunto muy urgente que atender en la empresa. Y tu madre, aunque no preguntes, salió con sus amigas.

—Ay nana, de mi madre es lo mínimo que puedo esperar— agrego con tristeza.—Pero si mi padre se fue es porque de verdad era urgente.

Yo era lo más importante para él, soy su única hija y la menor. Me adora demasiado y siempre procura pasar tiempo conmigo, convivir y divertirnos y me preocupa que hoy haya sido diferente.

—Comeré en el jardín— le digo y asiente.

—Daré la orden.

Sale de mi habitación con el papel en mano y me voy al baño para darme una ducha con agua tibia evitando ponerle atención de más al espejo. Al salir me visto con ropa casual y bajo las escaleras saludando a las personas de servicio. Salgo al jardín y miro la mesa con toda la comida solo para mí. Me acerco a ella con lentitud y hago una mueca cuando veo un plato con verduras, todo completamente verde e insípido.

—¿Qué es esto?— pregunto.

—Tu desayuno— contesta mi nana.

—Nana yo no pienso comer esto.

—Nasya, eres una niña joven y debes alimentarte bien— jala el plato con césped y lo pone frente a mí.—No quiero que te enfermes.

—No me gusta— me quejo, con una mueca.—Mucho menos las verduras.

Suspira y cierra los ojos con cansancio. Sabe como soy, me dice que soy muy terca y caprichosa cada que tenemos este tipo de conversación, mucho más cuando de comida se trata.

Cadenas de Mentiras Where stories live. Discover now