Capítulo 3

151 13 3
                                    

Nasya

Sabía que yo no trabajaba, mi padre siempre se encargó de comprar todo lo que quería y necesitaba sin decir ni una sola palabra. Yo era su mayor adoración y siempre me complacía en todo, así que era hora de regresarle el favor.

Era martes y la mayoría de los estudiantes y profesores del instituto estaban en las gradas del campo mirando jugar a nuestro equipo estrella de fútbol. Artem estaba entre ellos siendo el capitán del equipo pero no era a él a quien le ponía atención, sino al montón de chicas que había y que les podían interesar mis diseños. Me acerqué a varios grupitos de amigas para ofrecerles los diseños que yo misma había dibujado y creado en físico.

Fui feliz al ver cómo a varias les interesó y me compraban cada una de ellos. Lo bueno fue que ya había empezado a manejar y pude cargar con cada uno de ellos para entregarlos una vez fueran vendidos, y así fue, le entregué a cada una su vestido y me pagaron muy bien. Nadie sabía que me dedicaba a eso en mi tiempo libre, y con suerte muchas me pidieron que hiciera más y que me los iban a comprar a un muy buen precio.

Con esto le cerraría la boca a mi madre. Que se quejaba de lo que hacía pero yo le haría ver que podía ayudar a mi familia, tal vez no serían millones pero mejor esto que nada. Al final pude conseguir un poco de dinero con varios vestidos que tenía guardados. Cada uno de ellos tenía mi etiqueta y firma.

—¿En dónde te has metido?— preguntó Galia mientras tomaba asiento en las gradas más bajas.

—He estado aquí todo el día— me encogí de hombros y le puse atención al juego que iba cinco a tres a favor de nosotros.

—No contestaste el celular.

—El ruido no dejó que lo escuchara.

Y era verdad, ni siquiera sentí una vibración y mucho menos lo escuché, además estaba muy ocupada para contestar.

—Dime por favor que Marina no está contigo— tomó asiento a mi lado y negué.—Uf, que bueno porque me ha caído mal.

—No te ha hecho nada.

—A mí no pero a ti sí— sentí su mirada en mi perfil pero no la miré.—Deberías ponerle un alto...

—¡¡Gooool!!— grité junto a los demás cuando Artem anotó un punto para nuestro instituto.

Todos se pusieron de pie y en unas gradas más arriba le subieron el volumen a una bocina pequeña pero muy escandalosa.

Miré al equipo de mi novio festejar por eso y sonreí feliz por ellos.

Cuando puse mi vista en Galia esta alzó una ceja dejándome ver que debía contestar a su pregunta.

—Sabes que Marina es mi familia— aclaré mi garganta.

—¿Y? ¿Acaso dejas que todo el mundo te insulte?— señaló con exasperación.—Yo desde cuando le hubiera metido un golpe aunque fuera mi hermana.

Sonreí ante su soltura. Admiraba a Galia por su impulsividad, su carácter y personalidad era totalmente diferente al mía. Ella no se dejaba de nadie cuando yo ni siquiera podía alzar la voz, a nadie.

—Marina...

—¡Aquí están!— la voz de Jules llegó.—Pero como se desaparecen.

—¿Cómo supiste que estábamos aquí?— cuestionó Galia.

—Ay por favor. El galán de Nasya está jugando, no era difícil de adivinar.

—No lo digas tan fuerte— miré a mi alrededor pero todos estaban entretenidos en lo suyo.

Cadenas de Mentiras Where stories live. Discover now