11- J & J

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Ese chico ya le había dicho a la chica que no se enamorara, que lo de ellos solo era pura diversión pero es que las personas a veces somos más de hacer lo contrario a lo que nos dicen por el solo hecho de experimentar lo prohibido.

Ya no había marcha atrás en ella, ya no había retroceso en esos pensamientos que le rondaban por la cabeza y que solo se debían a él; ya no había remedio para ella que solo pensaba en sus besos, en su sonrisa, en sus caricias; ya no tenía solución, ella, que solo quería verlo a pesar de que su supuesta relación imaginaria solo se resumiera en una simple diversión. Ya no, ya no tenía cura esa enfermedad que le hacía perder la cabeza, sonreír el alma, titubear la voz y avivar los deseos de vivir, solo por el hecho de coincidir.

Él sabía que pasaba con ella, sabía que era el centro de su mundo y que todo lo que le había dicho al inicio no era más que una advertencia como esas que estan en los empaques: que todos las leen pero que al final muy pocos o nadie les hace caso. Él sabía que cada gesto que hacía, cada sonrisa por muy pequeña, que le dedicaba, no hacía más que impedir que los sentimientos de ella dieran marcha atrás. Ambos sabían que se harían daño, de alguna manera, pero eso les atraía porque no dejaban de buscarse, quizás porque estar dañados no les importaba más que su antes aceptada propuesta de solo vivir la vida aunque solo fuera por diversión.

Historias de un amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora