La propuesta

495 85 18
                                    

¿Acaso el destino quería seguir poniéndome a prueba? Cerré mis ojos intentando calmar el montón de sensaciones que tenía en ese momento. Suspiré profundo, le di un trago a mi bebida y giré para ver al hombre que acababa de hablar detrás de mí.

—Prefiero ahora mantenerme siempre en mis cinco sentidos. Me siento mejor así —miré de frente otra vez a esos ojos verdiazul mientras las emociones revoloteaban en mi interior.

Se veía tan bien. Siempre formal ante todos. Camisa blanca perfectamente planchada en contraste con su traje oscuro. Hacia que más de una en le restaurante se percatara de su presencia.

—¿Puedo sentarme? —dijo al mismo tiempo que señalaba el banco junto al mío.

—Claro —asentí, mientras trataba de mantener mi autocontrol evitando temblar como gelatina.

—¿Desea beber algo señor? —dijo el barman quien se acercó nuevamente a la barra.

—Solo un vaso con agua por favor —respondió Andrés.

—Enseguida —el barman se alejó en búsqueda del pedido de su cliente.

Nuestras miradas seguían cruzadas y por un momento volví a tener esa sensación de poder ver más allá de él. Esa conexión que me había hecho darme cuenta lo que realmente sentía por Andrés.

Sin embargo, esa conexión me hizo sentir incómoda ahora pues no solo había amor a través de ella. Los sentimientos negativos también afloraban y dolían. Bajé mi mirada y la dirigí a mi bebida, tomé otro trago y el aprovechó para romper el silencio.

—Tu ponencia de hoy fue fantástica. Felicidades.

—Gracias. Debo aceptar que me sentía muy nerviosa al principio, pero todo salió bastante bien.

—Jamás dudaría de tu capacidad para hacer un buen trabajo Camila. Eres muy profesional.

Mi nombre saliendo de sus labios hizo que mi autocontrol se tambaleara un poco.

—¿Qué estás haciendo aquí Andrés? —le pregunté antes de seguir fingiendo que manteníamos una conversación como viejos conocidos sin un pasado como el nuestro.

—Vine al congreso. Cranston Corp. ha patrocinado parte de su realización, además de que estamos promocionando algunos nuevos fármacos.

—¿Qué estás haciendo aquí en este restaurante? —volví a preguntar pues había evadido la verdadera razón de mi pregunta.

—Necesitaba hablar contigo Camila.

Otra vez nos mirábamos a los ojos. Me podía perder nuevamente en esa mirada, pero había una barrera entre ambos ahora. No contesté a su solicitud pues necesitaba más explicación para su aparición furtiva, así que él continuó hablando casi leyendo mis pensamientos.

—Le pedí a Daniel que investigara en donde podía encontrarte. Él me dijo que estabas aquí, así que he venido a hablar contigo. Lamento llegar así.

Daniel parecía que era el intermediario que organizaba nuestros encuentros. Me sentía un poco acechada ahora. Regresó el barman con el vaso de agua.

—Aquí tiene señor —dejó el vaso en la barra —¿deseas algo más? —dijo ahora dirigiéndose a mi curvando su boca en esa sonrisa coqueta. Un hoyuelo se formaba en su mejilla con ese movimiento.

—No por ahora, gracias —volví a ignorar su acción. En lo que menos podía pensar era en el coqueteo de ese chico.

Andrés miró al barman de una forma de pocos amigos, lo que hizo que se retirara del lugar.

Los juegos del destinoOnde histórias criam vida. Descubra agora