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Déjame contarte la historia

De la llamada que cambió mi destino:

El sonido de mi celular me trajo de vuelta del recuerdo, estaba sobre la mesa de noche y la vibración lo fue moviendo casi hasta la orilla, lo tomé y vi que era número restringido, lo cual me sorprendió un poco.

—Hola —respondí extrañado.

—¿Estas libre esta noche? —escuché decir a una voz femenina extremadamente sensual.

—¿Quién habla? —pregunté al no reconocerla.

—Respuesta equivocada "cariño", sabes muy bien que eso no te lo puedo decir,
¿puedes o no puedes verme? —sonó determinada y eso me gustaba en una mujer.

—Claro que puedo, ¿en dónde, a qué hora y cómo te reconozco?

—¿Conoces el hotel Ambassy?

—Sí, estoy como a 40 minutos de ahí.

—En cuarenta y cinco minutos, en el bar, vestido rojo —colgó sin darme ningún otro detalle.

Sonreí y moví la cabeza, "vestido rojo, muy original", pensé, seguro era alguna de mis compañeras queriendo jugar un poco. En eso me había convertido yo, en un tipo frío que sólo disfrutaba de un buen sexo.

Cuando cumplí 16 años mi tío Henry me llevó a un club para que me quitaran lo virginal, me dijo que nada como el sexo para superar las tristezas y que yo ya estaba en la edad perfecta para iniciarme. Debo reconocer que yo ya tenía tiempo de haber descubierto lo bien que se sentía acariciarse y que lo hacía seguido, como todo típico adolescente pero aquella experta mujer, que calculé yo me ganaría con unos diez años, me llevó al cielo y me regresó tres veces en esa noche. Así que le tome el gusto al sexo y seguí practicándolo recordando las palabras de mi tío:

"Joseph, sé que eres muy joven, pero mientras más temprano lo sepas y lo entiendas es mejor, ¿quieres saber el éxito de un matrimonio?, la fidelidad, que tu pareja pueda ser tu esposa y tu amante a la vez y para encontrarla tienes que conocer a muchas mujeres hasta que te topes con la que tenga esa cualidad, así que anda con varias hasta que aparezca esa mujer, sé que todavía te duele lo de Chrissy, pero eres muy joven y podrás superarlo y algún día, en el futuro, encontrarás esa mujer que sea tu complemento y a la que le serás fiel porque ya habrás vivido lo suficiente como para tener aventuras
clandestinas"

Así que entre sus consejos y la pérdida de Chrissy me quardé muy bien mi corazón y sólo entregaba el cuerpo.

Tomé mi chamarra, las llaves de mi auto y salí en dirección a aquel hotel. Al llegar al bar había poca gente, así que me fue fácil localizarla, estaba sentada al frente de la barra, era muy hermosa, de cabello largo, con un vestido rojo bastante sensual, y corto a morir, sólo cubría lo que tenía que cubrir y el escote tanto al frente como atrás era excitantemente pronunciado, sonreí satisfecho y me acerqué, de inmediato volteó y me dio la sonrisa más sensual y provocativa, bebió el último trago de su copa, después se puso de pie y, sin decir nada, la seguí.

Subimos al elevador, presionó el número diez, esperamos a llegar a ese piso y después salimos, caminamos y a la mitad del pasillo deslizó la tarjeta en la puerta y entramos, encendí la luz y no me dio tiempo a hacer nada más porque me acorraló en la pared besándome con furia y, sin más preámbulos, llevó su delicada mano a mi masculinidad que acarició sobre mi pantalón, así que en respuesta, puse mis manos sobre sus nalgas y se las apreté por debajo del minúsculo vestido que traía puesto, le jalé el hilo de la tanga y rompió el beso para exhalar excitada, besó y mordisqueó mi cuello mientras yo seguía jalándole el hilo con una mano y con la otra le apretujaba la nalga.

¿Estás libre esta noche? Parte ll (Joseph Quinn y tú ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora