13

545 53 4
                                    

Empezó a desabrocharme la camisa y la detuve mirándola con pánico, no sabía porque, pero siempre me había dado vergüenza que me viera desnudo.

—Ay, no te voy a violar, cálmate, además ni que fueras el primer hombre que vaya a ver desnudo, tienes lo mismo que todos.

—Yo puedo solo.

—Está bien, arréglatelas como puedas, todavía de que me preocupo por ti, voy por algo de ropa, ahí hay una toalla —me señaló.

Cuando Grace salió del baño abrí un poco el agua caliente y me desnudé, me quedé varios minutos ahí parado, sintiendo el agua tibia recorrer mi cuerpo. Luego de un rato cerré la llave, me sequé y salí con la toalla enredada en la cintura, sentía la cabeza pesadísima, con si trajera una losa encima y aún estaba mareado, en la cama vi un pants de hombre y unos bóxers.

—Eran de Jason, creo que te quedarán bien —explicó Grace.

—Gracias.

—Tómate el café que te dejé en la mesa de noche.

—No quiero, necesito dormir.

—Pues tómatelo antes de dormir, dios,
Joseph, ¿qué rayos te pasa?

—¿Quieres dejar de regañarme ya?, por favor.

Le di unos sorbos al café, me supo horrible y no me lo terminé, me acosté en la cama y sentía que se movía, cuando Grace se acostó yo sentí que me hundía, cerré los ojos y después de un rato me quedé dormido. Cuando desperté una terrible sed me inundaba, tenía seca hasta la garganta y un ardor horrible en el esófago y ni que decir del dolor de cabeza, parecía que me iba a estallar en cualquier instante, me enderecé y todo me dio vueltas, no pude levantarme y volví a acostarme en la cama.

—Buenos días —saludó Grace entrando a la habitación con una charola en las
manos.

—¿Qué tienen de buenos?, me siento fatal.

—Y cómo no, con todo el tequila que te tomaste anoche, siéntate, necesitas
comer algo.

—No tengo hambre, muero de sed.

—Lo sé, lo sé, ya te traigo algo que te aliviará.

Con dificultad me enderecé y Grace puso la charola en mis piernas, ella tan atenta como siempre, ayudándome y rescatándome cada que lo necesitaba. Vi que echo dos pastillas en un vaso medio lleno de agua y éste empezó a burbujear, me lo tomé de un solo trago y después me bebí todo el vaso de jugo de naranja y comencé a comerme la fruta, poco a poco, ella se sentó frente a mí.

—Ahora sí me puedes explicar por qué bebiste de esa manera.

—No cometí ningún delito y créeme que si fue así ya lo estoy pagando.

—¿Qué te sucede Joseph?, tú no eres así, jamás habías abusado del alcohol.

—Nada, no me sucede nada, ¿ok?

—Claro y yo soy la primera dama de Estados Unidos... ¿acaso es por una
mujer?

—Ay por dios Grace, sabes que yo no me engancho.

—Siempre hay una primera vez para todo, es eso, ¿verdad?

—No, de sobra sabes que mi único amor es y será Chrissy.

—Está bien, veo que estamos en la etapa de la negación.

—¿Quieres dejar de usar tus rollos psicológicos conmigo?

—Uy, que susceptible amaneciste, o ¿será que toqué una fibra sensible?

—Ya basta Van Dien, por favor, suficiente tengo con el dolor de cabeza como para estar soportando tus cosas.

¿Estás libre esta noche? Parte ll (Joseph Quinn y tú ) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang