Campana de Nube

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— Líder Jiang

Jiang Cheng estaba en su oficina revisando unos informes de algunos de sus discípulos cuando llego el segundo al mando. Levantó la mirada de su papel para verlo.

— Espero que sea importante...

— El artesano terminó su pedido – y colocó una pequeña cajita sobre la mesa- Dice que espera que este complacido.

Dejó los papeles a un costado y tomó la caja para abrirla sin sacar lo de adentro. Sonrió contento ante eso antes de volver a cerrarla. Era exactamente lo que tenía en mente, había dudado un tiempo hasta que finalmente se decidió.

— Entrégale el pago completo y un extra. No quiero que vaya abriendo la boca.

— De acuerdo, y también...- le entregó un rollo de pergamino con un símbolo. Sabía bien lo que implicaba.

Resopló divertido tomándolo. Iba a abrirlo, pero luego recordó algo muy importante.

— Déjame solo... - el chico hizo un gesto y luego se retiró.

Ya había aprendido a las malas que abrir un correo de Xichen solo implicaba que podía ser recibir alguna pintura algo comprometedora o palabras que le recordaban a uno de los encuentros. Cuando finalmente estuvo solo, abrió el pergamino y tuvo que cerrarlo de inmediato. Si. Definitivamente fue buena idea estar solo, sintió que los colores se le subían. Lo iba a golpear con Zidian, ¿cómo se le ocurría retratarlo de ese modo? El dibujo que le había enviado esta vez, era uno donde lo veía atado por una cinta a su merced. Al menos solo había hecho hasta la cintura... Volvió a abrirlo y tuvo que superar la vergüenza de ver la imagen hasta llegar al mensaje.

"Wanyin. Espero que te haya gustado el arte de esta vez. Simplemente me encantaría poder volver a vernos y escucharte. Estaré de paso por Yunmeng y pensé en ti. Encontrémonos en la posada. Probablemente cuando leas, estaré ya esperándote. Xichen"

Si no tuviera el bendito dibujo quemaría esa estúpida carta. Se levantó y se dirigió hacia un cofre que guardaba bajo llave, y lo abrió. Ahí dentro había varios papeles doblados y guardados. Colocó el que acababa de leer, y luego iba a cerrarlo, pero... Miro de reojo a la puerta, y solo sacó otro. El que había iniciado esa estúpida tradición. La imagen de él con ese estúpido traje... Se llevó una mano a los labios recordando esa vez. Al darse cuenta sintió su rostro más caliente, maldijo y guardo todo nuevamente.

Solo tomo su espada, era mejor que saliera. Si el idiota ya había llegado seguro lo estaba esperando. Dio algunas ordenes y menciono que regresaría pronto. Un grupo de discípulos observó cómo se retiraba

— ¿Adonde va esta vez?

— Vino carta de Zewu Jun – comentó el segundo al mando suspirando, su líder pensaba que no lo notaban pero no lo ocultaba muy bien- Así que seguro va en su encuentro.

— Al menos hoy no tendremos que evitar algunas zonas... -suspiro

— Cuando se olvidan de los talismanes realmente es todo un problema. – comento otro recordando alguna de las ocasiones que tuvo

— Y será un problema si no se ponen a entrenar ahora mismo- el segundo al mando cruzo los brazos- Nos matara a todos si no estamos a su altura. Y le haré saber de lo que estaban hablando

Todos se miraron y decidieron ir rápidamente al campo de entrenamientos. Si el Líder Jiang llegaba siquiera a saber que todos estaban al tanto de ciertas actividades... Bien podrían terminar alimentando a los lotos de los lagos.

Cuando Jiang Cheng llegó a la posada de encuentro, no necesito mucho para saber adonde dirigirse. Siempre era lo mismo. Lan Xichen llegaría y reservaría dos habitaciones contiguas, pero terminarían usando una. Al llegar, pudo ver a algunos discípulos y gruñó un poco. Genial, lo iban a ver. De nuevo. ¿Por qué no le avisaba de eso así trataría de evitarlos un poco? Resignado solo se escabulló como pudo hasta la habitación. Y al entrar, la típica escena. El hombre sobre un escritorio con un pergamino dibujando mientras intentaba que su túnica no se manchara.

Extras de La Deuda del lotoWhere stories live. Discover now