Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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Dustin y Erica consiguieron sacarnos de ahí, a duras penas, ya que Steve, Robin y yo seguíamos drogados.
El camino fue divertido para nosotros, pero para ellos una tortura. En el coche de carga no dejamos de quejarnos. En el ascensor, de vuelta a la superficie, hicimos ver que Steve estaba surfeando, ya que se había subido encima de un carro y se movía igual que el mar.
Una vez salimos a la superficie, los tres suspiramos profundamente al sentir el aire rozar de nuevo nuestra piel.
— ¡Ey, que bien sabe el aire! — dijo Robin abriendo la boca y sacando la lengua, yo imité su gesto.
— ¡Steve, saborea el aire! — dije y él nos imitó.
— ¡Que bien sabe! — añadió y los tres empezamos a reír de nuevo.
Poco después Dustin y Erica nos volvieron a agarrar de los brazos y nos entraron de nuevo a las instalaciones del centro comercial, de dónde habíamos salido hacia unos segundos.
— Sientense — nos indicó Dustin a Robin, Steve y a mí.
— No, acá es muy cerca — se sentó Robin en el tercer asiento, yo a su lado y Steve en la esquina — Que mierda —
— Bueno, no mires la película — comentó Dustin en un susurro.
— Queremos verla — dije yo y los dos asintieron.
— ¡Bueno, veanla! — gritó Dustin bastante molesto y varias personas lo mandaron a callar — Perdón — se disculpó — Pase lo que pase, no se muevan de acá — indicó.
— Sí, papá — añadió Steve y empezamos a reír de nuevo.
Dustin y Erica se alejaron un poco, hacia donde había más asientos libres. Cuando estaban los dos distraídos, Steve, Robin y yo nos levantamos y salimos de la sala en busca de una fuente. Estábamos deshidratados.
Robin fue la primera en tomar y, al terminar, se sentó en el suelo, apoyada en la pared, mirando hacia arriba.
— Es increíble — dijo Steve después de darle un sorbo al agua.
— A ver, no es que le estuviera haciendo mucho caso a la película que digamos, pero estoy convencida que esa madre quería tirarse a su hijo — dije, mirando para todos lados, ya que la cabeza se me movía sola.
— ¿El pibe era la madre de Alex P. Keaton? — preguntó Steve decepcionado.
— Sí, estoy segura — comenté.
— Pero tienen la misma edad — me corrigió Steve y yo bufé.
— No, pero él viajo al pasado — aclaré y lo miré tomar agua de nuevo. Se le cayeron varias gotas por los labios y no pude evitar mirarlos.
