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—... ¿Te has calmado?

Mucho después, Wilhelm le preguntó a Colton con una expresión grave en su rostro. Colton levantó su rostro todavía gimiendo, apenas asintió, luego se sonó la nariz con un "sniff".

—Entonces dime ahora. ¿Por qué diablos lloraste tanto?

En cuanto a por qué estaba llorando, lloraba continuamente sin abrir la boca y, desde el punto de vista del observador, no tenía más remedio que preocuparse.

Tanto más cuanto que normalmente no derramaba una lágrima por nada.

—¿Hay un problema serio?

—...

La conjetura de Wilhelm una vez más distorsionó el rostro de Colton como si fuera a llorar.

Supuso que lo había. Wilhelm suspiró por dentro y abrió la boca.

—Colton, ya han pasado más de 10 años desde que nos conocemos.

—...

—Está bien, dime. Si no es un asesinato, puedo resolver cualquier delito.

—... ¿En serio?

—¡Por supuesto!

—Es un error relacionado con Su Majestad.

—... ¿Qué? ¡Bastardo!

La expresión de Wilhelm inmediatamente se volvió feroz y luego se suavizó por un momento cuando vio la expresión de miedo de Colton.

—... Dime. ¿Qué le hiciste a la Emperatriz? ¿Qué problema serio tienes con ella?

—Su...

Colton parecía muy angustiado por hablar. Pero pronto se decidió y abrió lentamente la boca.

—Su Majestad la Emperatriz...

***

—Su Majestad, coma esto y tómelo con calma.

—Gracias, Selene.

—No lo mencione. Por cierto, Sir Nervion salió de la sala de recepción a toda prisa antes.

Selene, quien trajo un nuevo refrigerio para Anastasia, que se enfocaba en sus deberes oficiales, preguntó con una mirada inquisitiva.

—¿Qué sucedió? Parecía que estaba a punto de estallar en lágrimas.

—Eso es... creo que Sir Nervion entendió mal algo.

Después de terminar la respuesta, Anastasia, que había estado pensando durante un rato, agregó.

—Como era de esperar, debería ir a arreglarlo ahora.

Colton cumplió bien su promesa la última vez, y se preguntó si se lo contaría a Wilhelm, pero también se sentía incómoda.

Fue cuando Anastasia estaba a punto de levantarse de su asiento.

—Su Majestad la Emperatriz, Su Majestad el Emperador ha venido.

'¿... Willhelm? '

Ante la noticia de la repentina visita, su expresión se quedó en blanco por un momento. Y Wilhelm entró sin un momento para que ella hablara.

—Su Majestad...

Era el momento en que Anastasia estaba a punto de preguntarle qué estaba pasando con una mirada de pánico.

—Ah...

Wilhelm abrazó a Anastasia con fuerza, y Anastasia se sorprendió y se congeló debido al repentino abrazo.

AnastasiaOnde histórias criam vida. Descubra agora