━ sergio ramos.

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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Leila jamás pensó que en su vida iba a experimentar el famoso "silencio ruidoso" esos silencios que lo dicen todo con una sola acción o mirada, esos silencios que solo ayudaban a sobre pensar las cosas y a, posiblemente, arruinarlas

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Leila jamás pensó que en su vida iba a experimentar el famoso "silencio ruidoso" esos silencios que lo dicen todo con una sola acción o mirada, esos silencios que solo ayudaban a sobre pensar las cosas y a, posiblemente, arruinarlas.

Leila y Sergio pasaban por ese mismo silencio en este momento.

Un silencio que hacía que Leila quisiera salir corriendo de ahí y olvidarse todo lo que pasaba, porque sin duda para ella cualquier lugar era mejor que ese en este momento.

— ¿Cómo llegamos a esto, Leila? — preguntó Ramos mirando a su pareja.

Lamentablemente su relación estaba pasando por un muy mal momento... uno que parecía que no tenía solución.

Leila escondió su rostro en sus manos y suspiro, miro a su esposo sin decir nada y luego volvió a mirar hacia el frente. No había nada que ella pudiera decir o hacer y mucho menos cuando era culpa de ella la situación en la que se encontraban.

— Dime qué paso, Leila. Dime si fue algo que hice o que dije pero dame a una razón de tu indiferencia hacia mí — rogó Sergio mirando a su pareja con lagrimas en sus ojos — Haz algo, Leila, dime algo, por amor a Dios.

Sergio no sabia en que momento había empezado toda esta situación con su esposa, tan solo empezó a notar su comportamiento diferente, su indiferencia hacia él y la falta de ese brillo de amor que había en sus ojos cuando lo miraba.

Era como si el amor que ella alguna vez le tuvo se estuviera esfumando de manera repentina.

Y Sergio juraba que no había algo peor de presenciar que el hecho de ver que la persona que amas se estaba desenamorando lentamente de ti.

Leila suspiró y se levanto pars luego empezar a alejarse sin decir nada lo que hizo que Sergio se enojara.

— Detente, Leila, ¿Qué no ves que estoy intentando que las cosas se arreglen? ¿No puedes ver que me estas perdiendo? Que todo esto se está desmoronando lentamente — volvió a decir el español haciendo que Leila se detuviera.

— Perdóname, Sergio, no queria que las cosas se dieran de esta manera. No quería que todo acabará así?

— ¿No querías que las cosas se dieran de esta manera? ¿Qué mierda quieres decir con eso?

Leila se acercó y coloco sus manos en las mejillas de Sergio.

— Te amo, Sergio-

— No, tu no me amas — interrumpió él a Leila con dolor alejándose — Ya no.

— Si lo hago, solo que no de la misma manera que lo hacía antes. Perdoname, te juro que no se cómo pasó pero simplemente algo cambió.

Ramos suspiró y levanto su cabeza mirando hacia el techo sin saber muy bien que hacer. Y eso era porque probablemente ya no había nada que se pudiera hacer.

Todos aquellos recuerdos felices que Sergio tenia con Leila pasaban por su mente como un flash, lo que lo hacia pensar en como era que Leila lo había dejado de amar, en como se estaba rindiendo tan fácil y lo estaba perdiendo y en como alguna vez ella le prometió hacerlo siempre feliz, justo como él se lo había prometido a ella.

Y ahora él tenia el corazón roto pensando en que se había equivocado, pensando en si era su culpa el hecho de que se encontraran en esa situación.

El aire de la habitación estaba lleno de pérdida, indecisión, tristeza y sobre todo dolor.

— Te di lo mejor de mi, Leila. ¿Cómo puedes hacerme esto? — preguntó Sergio en voz baja sin recibir repuesta de la morocha — No me ignores, carajo, contesta.

— Perdón, Sergio.

— Esta... Esta es la peor cosa que pueda haber imaginado y esa eres tú, mirándome sin amor en tus ojos.

Sergio salió de la habitación con lagrimas en sus ojos sin mirar a Leila, lo que hizo que la morocha suspirara mientras pasaba sus manos por su cabello. Se levantó y siguió a Sergio no queriendo que todo acabara así.

— Sergio, mi amor, por favor, las cosas no tienen por que acabar así — dijo ella al verlo sentado en una de las sillas que se encontraban a un lado de la isla de la cocina.

— No es necesario que las cosas acaben — respondió él rogándole con sus ojos que se quedara.

— No puedes obligarme a quedarme — susurró Leila colocando sus manos en las mejillas de el español.

— Tienes razón, no puedo, pero simplemente no quiero dejarte ir. Por favor, no me hagas intentar que te quedes.

Leila no dijo nada y simplemente acercó su rostro al de él y lo beso.

Era una especie de beso de despedida y ambos lo sabían.

— A veces dejar ir, también es amor — dijo Leila mientras juntaba su frente con la de Sergio.

Él la miró sin decir nada y Leila lo abrazó.

— Que sepas que aún te tengo muchísimo cariño y que fuiste una de las mejores cosas que me paso, a veces, simplemente, las cosas se terminan pero los sentimientos jamás se olvidan.

Leila se alejo de Sergio y caminó fuera de la cocina y Sergio sintió como su corazón se rompía al ver como la mujer que amaba se alejaba de él para siempre.

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