CATORCE

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JIMIN

La jodí

Nada de lo que expliqué parecía importarle a Jungkook, porque aparentemente ligar con su hermano gemelo que ni siquiera sabía que existía era un crimen demasiado imperdonable, castigable con el silencio en el futuro inmediato. Me ignoró en el almuerzo, en el vuelo a Sydney, en la cena de la noche pasada después de hacer turismo. 

Por el amor de Dios. 

Para mí, todo era risible. Obviamente no lo había hecho a propósito, y ahora que había conocido a Jeongguk, que parecía ser el polo opuesto a Jungkook, en apariencia y personalidad, seguro que no era un error que volvería a cometer. A diferencia de su gemelo, Jeongguk se había reído de nuestra interacción, aunque sospechaba que tenía curiosidad por saber por qué me había acercado a su hermano de la forma en que lo había hecho. 

Sólo había una cosa que podía hacer en este momento para que Jungkook volviera a prestarme atención, y no de la forma en que me clavaba dagas en los ojos. Al principio lo aborrecía, por eso recurrí a ser un bastardo escurridizo, pero si las cosas salían como yo quería, él apreciaría el gesto más tarde. 

Tal vez.

Tumbado en el asiento acolchado de la parte delantera del barco que había alquilado durante unas horas, levanté las piernas en el asiento de enfrente y comprobé la hora. Nuestro usualmente puntual manager de la banda llegaría pronto, así que mientras esperaba, cerré los ojos y me empapé de los cálidos rayos del sol. 

No pasó mucho tiempo antes de escuchar pasos en el muelle y abrí los ojos cuando Jungkook se detuvo frente al barco. Entrecerrándole los ojos, me protegí y noté la expresión de enojo que parecía ser una fijación permanente en su cara durante las últimas veinticuatro horas. Se había vestido tan casualmente como nunca lo había hecho, un par de pantalones cortos verde mar y una camisa de lino blanco que mostraba su piel bronceada, con mocasines en los pies. 

Precioso. El hombre era demasiado guapo para su propio bien, incluso cuando fruncía el ceño. 

Jungkook exploró el barco, junto a los otros que estaban cerca, e incluso con sus gafas de sol puestas, pude sentir la forma en que sus ojos se entrecerraron sobre mí. 

—¿Qué es esto?

—Un EasyRider 069 —dije, acariciando el borde de la barandilla— . Con un número como ese, no pude resistirme.

—¿Por qué no me sorprende? —murmuró y luego suspiró—. Tenía la impresión que todo el mundo vendría. 

Me encogí de hombros.

—Tal vez se les hizo tarde.

—No hay suficientes asientos. Parece que el barco apenas tiene capacidad para cuatro personas.

—Cinco, en realidad. —Me puse de pie y saqué las llaves de mi bolsillo—. Si vas a venir, entra.

Moviéndome al timón, miré hacia atrás para ver a Jungkook aún de pie en el muelle, con los brazos cruzados. 

—Dime que no has alquilado esto para los dos —dijo. 

—No he alquilado esto para los dos. —No era una mentira si me pedía que lo dijera. 

Sacudió la cabeza. 

—No te creo. Creo que me manipulaste para que viniera aquí y así poder hablar contigo.

Bueno, técnicamente estaba hablando conmigo, así que mi plan ya había funcionado. 

—Tal vez sí, tal vez no.

—Esto es una mierda. —Jungkook se dio la vuelta y empezó a subir al muelle hasta que le pidiera que se detuviera. 

—Kookie, ya estás aquí...

—Gracias a ti...

—…Así que también puedes subir.

Volvió al barco. 

—¿Sí? ¿Así puedo desperdiciar aún más mi día escuchando tus excusas de mierda? —Resopló—. No, gracias.

—Koo. —Suspiré, apretando las manos alrededor del timón mientras luchaba por tener paciencia. El tipo me iba a volver loco, y en ese momento, no sabía si quería pasar el día con él o lanzarlo por la borda—. Mira, no tienes que hablar conmigo. Sólo tienes que subirte al bote conmigo.

Jungkook se puso las gafas de sol encima de la cabeza y se agachó para que estuviéramos a la altura de los ojos. 

—¿Estás seguro que tienes el hermano correcto? Tal vez querías llamar a Jeongguk.

—Oh, déjalo, por el amor de Dios —dije, poniendo los ojos en blanco mientras caminaba hacia el frente del barco—. Tú lo sabes mejor.

—¿Lo hago?

—Sí. Y si no lo sabes ahora, lo sabrás cuando subas al barco.

—Ahh, ¿entonces estoy en lo cierto? Somos sólo tú y yo, atrapados juntos en el medio del puerto para que a menos que quiera bucear, no pueda escapar.

—Oh, Kookie —prácticamente ronroneé, sosteniendo su mirada mientras alcanzaba su camisa, acercándolo hasta que sentí su cálido aliento contra mis labios—. ¿Por qué querrías escapar?

Sus ojos se clavaron en los míos, la mandíbula apretada, pero pude ver la forma en que tragaba, como si quisiera exactamente lo que yo estaba dispuesto a darle, pero su orgullo no le permitía consentir tan fácilmente. 

Pasó un largo minuto antes de volver a hablar. 

—Estás en mi camino —dijo en voz baja. 

Pestañeé, preguntándome si lo había escuchado correctamente. Todavía tenía su camisa, y pensé que si la soltaba, se iría. Decidí creer que quería quedarse, dejé caer mi mano y di un paso atrás. 

Jungkook me miró fijamente durante un largo momento, y luego se pasó la mano por el pelo. 

—No hagas que me arrepienta de esto —dijo, antes de subir al barco. 

Me di la vuelta antes que pudiera ver la sonrisa en mi cara, me dirigí de nuevo al asiento del conductor y encendí el motor. 

—Hazme un favor. —Asentí hacia donde el barco estaba atado con una cuerda al muelle—. Desata la cuerda del pilote para que podamos salir. 

Jungkook hizo un rápido trabajo con la cuerda, y mientras nos alejaba del muelle, se sentó en el frente, lo más lejos posible de mí. No importaba, sin embargo, no había forma de escapar de mí ahora.

Lujuria, Odio, Amor → JiKookWhere stories live. Discover now