VEINTISIETE

357 50 5
                                    


JIMIN

BAM BAM BAM.

El sonido de alguien golpeando la puerta me sorprendió en un sueño profundo cuando alguien se levantó de la cama a mi lado.

No sólo alguien... Jungkook.

Mierda. Todavía estaba en su habitación. Apenas recordaba haberme desmayado, aunque no pudo haber sido hace tanto tiempo.

Apoyando el codo, me froté el dorso de la mano sobre los ojos y vi como Jungkook recogía los pantalones de chándal que había llevado anoche. El sol se filtró a través de las cortinas, iluminándolo, con su exquisito trasero en plena exhibición.

Bajo la sábana que descansaba en mis caderas, mi polla se sacudió, más que lista para otra ronda.

BAM BAM BAM.

-¿Por qué nadie responde a su maldita puerta? -gritó Seokjin.

Jungkook se congeló y me miró. No necesitaba decir nada; en dos segundos estaba levantado, envolviéndome la sábana alrededor de la cintura mientras me alejaba de la vista.

¿Qué demonios quería Seokjin tan temprano?

Antes que los golpes comenzaran de nuevo, pude oír a Jungkook destrabando la puerta y abriéndola. Manteniendo mi espalda contra la pared, me acerqué al borde, manteniéndome fuera de la vista, para poder oír lo que se decía.

Seokjin emitió un silbido bajo.

-No me di cuenta que hacías ejercicio, Jungkook.

Mierda, no se molestó con una camisa, ¿verdad? No es que pueda culparlo, debería estar desnudo todo el día, todos los días, pero no necesitaba que Jin viera lo que era mío.

¿Mío? ¿Cuándo empecé a pensar que Jungkook era mío?

Jungkook se aclaró la garganta.

-¿Qué necesitas, Jin?

-Lo que necesito es que ustedes, imbéciles, abran sus malditas puertas. -Una mierda tan temperamental.

-La mía está abierta, así que, ¿cuál es el problema?

-Jimin no responde a la suya.

Hubo una pausa, y luego Jungkook dijo:

-¿Y eso sería mi problema porque...?

-Porque Jimin siempre abre su maldita puerta. Y su teléfono. Tampoco responde a eso.

Mierda, mi teléfono. Ni siquiera sabía dónde estaba... ¿Quizás todavía en el bolsillo de mis vaqueros? Demonios, tampoco sabía dónde estaban.

Seokjin dejó escapar un exagerado suspiro.

-Intenté en el cuarto de Yoongi, en el de Taehyung, en el maldito cuarto de Hoseok... nadie contesta una mierda.

-Aunque aprecio ser el último recurso, tal vez puedas decirme cuál es la emergencia.

Podía oír lo que sonaba como un papel que se movía.

-Se me ocurrió una idea para una canción, y necesito la opinión de Jimin sobre algo.

-¿Y?

-¿Y qué? Acabo de decírtelo.

-¿Me estás diciendo que estás golpeando las puertas de todo el mundo porque necesitas la ayuda de Jimin en una canción?

-Me alegra que prestes atención -dijo Seokjin, el sabelotodo.

Esperaba que Jungkook le diera un puñetazo o le cerrara la puerta en la cara. Jungkook murmuró algo, que no fue tan satisfactorio como que Jin recibiera la paliza que se merecía. No iba a salir a hacerlo y entregarme.

Pero quizás más tarde.

-Seokjin, ¿por qué no le das un respiro? Estoy seguro que te llamará cuando se levante, y podrás trabajar en ello entonces.

-Viniendo del hombre que entrega en mano nuestros itinerarios antes del amanecer. Espera... hablando de eso, ¿por qué parece que acabas de despertar?

-No podía dormir -respondió Jungkook suavemente.

-¿Por qué no?

-Lo creas o no, Seokjin, ser tu manager requiere apagar muchos incendios.

-¿Incendios? ¿Qué incendios? No he golpeado a ningún paparazzi en meses.

-Tal vez no seas el problema esta vez.

-O tal vez estás lleno de mierda. -Incluso sin mirarlo, prácticamente pude ver la burla en la cara de Jin-. ¿Estás seguro que no has visto a Jimin en ninguna parte? Ya sabes, antes que vaya a golpear más puertas.

Jungkook dejó escapar un suspiro exasperado.

-No, pero si lo veo antes que tú, me aseguraré de decirle que tienes una crisis.

-Hazlo así. -Pasaron unos segundos, y luego Seokjin dijo-: Por cierto...

-¿Sí?

-Cuando intentas ser un cabrón furtivo, deberías asegurarte primero que la ropa de Jimin no esté por todo el suelo. Ya sabes. Si quieres que sea un secreto.

Hijo de puta.

Siguió un silencio aturdido, y luego Seokjin irrumpió en la habitación, riendo mientras me veía de pie contra la pared con la mitad de la sábana alrededor de mis caderas.

-Maldita sea, Seokjin -dije, saltando de la pared mientras él sonreía como el gato que se comió al canario.

Levantó sus manos, y la diversión le hizo brillar los ojos.

-Oh, por favor, no dejes que te interrumpa. Esto es demasiado bueno. E... inapropiado. ¿No lo dirías tú?

-Jin -empecé, pero me cortó.

-Estaba hablando con Jungkook -dijo, mirando al hombre que volvía a la habitación con la molestia escrita en su cara-. Escogiendo los favoritos ahora, ¿eh?

-Déjalo ya, Seokjin -respondió Jungkook.

-Nuestro bajista y nuestro mánager. -Seokjin chasqueó, disfrutando demasiado de atraparnos-. ¿Qué pensarán los demás?

-Creo que estás asumiendo que vas a poder hablar una vez que salgas de esta habitación -dije, caminando hacia adelante con una mano todavía sosteniendo la sábana.

-Ooh, amenazas. Aunque me encantaría verte cumplirlas, Jimin, eres un amante, no un luchador.

Cuando me lancé hacia Seokjin, Jungkook me retuvo.

Jin se rió de nuevo mientras le daba una palmadita a Jungkook en el hombro.

-Me alegra ver que finalmente te has rendido. Empezaba a preocuparme que Jimin se hubiera vuelto loco.

Esta vez Jungkook se lanzó hacia adelante, empujando a Seokjin hacia la puerta y abriéndola con una mano. Una vez que lo sacó al pasillo, dijo algo que no pude oír, y luego la puerta se cerró de golpe.

La risa de Seokjin se hizo más tenue cuando parecía volver a donde demonios se dirigía, pero ya no era mi preocupación.

Jungkook lo era.

Lujuria, Odio, Amor → JiKookWhere stories live. Discover now