Capítulo 23

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— "Brillas en esta oscuridad con tus toques de luz, olvido la realidad de inmediato"


— Hia, ¿Sabes preparar un pastel? — Macao preguntó divertido observando a Pete acomodando un mandil en Vegas para que no se manchara su ropa.

— ¿Te estás burlando, mocoso? — El mayor lo miró con indignación, soltando un suspiro irritado.

¿Porqué estaba ahí, dentro de una cocina para preparar algo? Él no era bueno cocinando para ser sincero, nunca tuvo que preocuparse por ese detalle si vivía en una mansión con subordinados. Cosa que el sureño entendía más no evitaba disfrutar ese momento, sonriendo suavemente y con cariño para apaciguar la molestia de su pareja, acarició su mejilla antes de besarla, provocando que Vegas sonriera más tranquilo.

— No quejas, cariño. Será divertido — Sus palabras fueron serenas, sin pizca de burla, el hijo mayor del segundo clan lo miró a los ojos, dispuesto a continuar solo porque su sureño se lo pidió, Macao y Luz rieron suavemente mientras iniciaban a sacar los ingredientes y molders para preparar el pastel y algunas galletas.

— Menos charla y más acción, chicos — La mujer dijo sin dejar de sonreír, tan característico de ella con una calma impresionante — Vegas, si no puedes, voy a dejarte sin pastel y si te sigues quejando también te quitaré las galletas — Amenazó, eso hizo reír al sureño  y al menor del segundo clan, a excepción del nombrado, que solo se dedicó a soltar quejas y mirarla con reproche.

La mujer inició a preparar las mezclas con ayuda del sureño, a quien le indicaba a realizarla y, de paso, a enseñarle a preparar ese pastel que era el favorito de los hermanos, Macao se burlaba de su hermano mayor cuando no podía o soltaba quejas, para el menor, presenciar eso era la gloria, verlo fruncir su entrecejo y hacer expresiones con molestia por no poder hacer algo bien era algo que no esperó verlo por completo.

Si bien, sabía que el mayor era... "Perfecto" en algunos aspectos, y de los que Macao Theerapanyakul conocía, era sorprendente y divertido de ver al fin algo que no podía realizar a la perfección.

Vegas soltó un suspiro irritado, sus manos estaban manchadas por esa mezcla pegajosa, el olor del huevo era insoportable aunque, debía admitir que, después de echarle los otros ingredientes, ese aroma desapareció por completo haciéndolo sonreír orgulloso de su avance.

De reojo observó a su pareja, quién batía la crema con esa sonrisa que decía que disfrutaba lo que hacía, para el Theerapanyakul, no era nuevo ver al sureño aprender tan rápido, mucho menos saber que era bueno en la cocina.

En más de una ocasión le había comentado que disfrutaba de preparar algunos postres con su abuela antes de ir a Bangkok y trabajar en la primera familia. Sus ojitos brillaban al decirlo y, justamente en ese momento, sus ojos tenían ese peculiar y maravilloso brillo que adoraba presenciar, su sonrisa hacía que sus hoyuelos se marcarán y daba una sensación tan cálida, un ambiente cómodo y que disfrutaba sin duda alguna, desear tenerlo de esa forma todo el tiempo.

De repente, no evitó imaginar al sureño en la cocina de su propia casa cuando ya estuvieran viviendo juntos y en total libertad, cocinando algún delicioso postre o platillo, él besando sus labios mientras tratara de ayudar y aprovechar para seguir besando sus tentadores y adictivos labios y mejillas.

Hablar de cualquier cosa, incluso bromear y planear planes a futuro.  El hijo mayor del segundo clan tampoco pudo evitar imaginarse al sureño entrando en un camino de pétalos de flores, caminando con gracia y elegancia con un traje blanco y esa hermosa sonrisa, en sus manos un precioso ramo de flores hasta llegar a él, tomar su mano y finalmente, llamarlo oficialmente su esposo.

I Wanna Be Yours | VegasPeteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant