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—MinHo basta, me estás lastimando! —SeungMin miró con terror como la mano del Delta se ceñía con ímpetu cada vez más a su muñeca.

Se comenzó a desesperar cuando de entre los labios del azabache se asomaron un par de caninos, y de la mano que lo sujetaba sus garras comenzaban a salir. El Delta podría arrancarle la mano en cualquier momento.

El rubio gimió de dolor e intento apretar la mano del mayor, pero era inútil, la fuerza de ambos tenía una gran distancia de diferencia a la cual él nunca podría llegar. Tratando de que MinHo le soltara, SeungMin hizo brillar sus ojos con destellos azules mientras le hablaba con su voz de Omega.

Delta por favor, me estás lastimando... ¡MinHo! —la mano le apretó más y la primera garra se incrustó en su piel haciéndole gritar y que por consiguiente, el azabache logrará despertar.

SeungMin se dejó caer de rodillas al suelo cuando fue liberado, rápidamente llevando su mano izquierda a la derecha para sujetarse a sí mismo.

—Hyung —musito— ¿Estás bien? —preguntó, prácticamente ignorando su herida y dolor propio.

Él había entrando a la habitación del azabache por una razón, lo había escuchado llorar sin parar mientras susurraba incoherencias. Intentó despertarlo, pero no había funcionado y MinHo le había sujetado de manera fuerte. Era una pesadilla lo que estaba teniendo.

El Delta no le respondió, solo se le quedó mirando aturdido, sudor corría por sus cienes y el resto de su cuerpo, aún le costaba asimilar lo que había pasado. Después de haber despabilado por completo, casi se tiró de la cama llenó de preocupación al ver al omega.

—Se-SeungMin... Dios, lo siento tanto —sujeto la muñeca del mencionado sin atreverse a mirarle a la cara, el olor metálico de la sangre lo asqueo.

—Estoy bien. Fue una pesadilla ¿Verdad? ¿Tú estás bien? —el rubio preguntó, llevando su mano libre a la mejilla de MinHo para que esté le mirara.

—Parecía el fin del mundo —murmuró con un nudo en la garganta.

Sentía las emociones de ese sueño a flor de piel.

—El mundo sigue girando aún, Honnie —aseguró.

—Bueno... —calmado un poco por ver al omega bien, abrió el cajón de su mesita de noche y sacó una toalla húmeda para limpiar la herida superficialmente—. Parecía el fin de mi mundo.

—¿Quieres contarme que pasó?

MinHo, sin alzar la vista siguió limpiando cuidadosamente, como si fuera un pequeño cristal delicado. Pensando en cómo explicarle, suspiro y se acomodo mejor en el suelo, recostado de la cama con las piernas abiertas mientras SeungMin estaba arrodillado entre estas.

—Estábamos cocinando y luego recibía la noticia de que mis padres vendrían, tú y yo comenzamos a discutir y no podía controlar a mi lobo —dejo de hacer lo que hacía y libero la muñeca de SeungMin, apretando la toallita con pequeñas manchas de sangre entre sus manos—. Te lastime, fue tan terrible.

Lee ladeó una sonrisa apenada.

—Dudo que fuera tan malo.

—Deseé que tu existencia fuera nula —confesó con obviedad—. Eso suena muy mal... Y créeme, me agradas mucho —prometió—. Jamás desearía algo así, sería caer muy bajo.

El rubio sonrió amplio esta vez, poniendo nervioso al Delta. Y sin que MinHo se lo esperara, SeungMin gateo sobre sus rodillas y se acercó lo suficiente a él para poder rodear sus hombros y abrazarlo.

—Fue un sueño, Hyung —le recordó—. Al principio fuiste alguien muy grosero, pero cambiaste y ahora eres bueno, gracias por serlo —el pecoso apretó más su abrazo y cerró sus ojitos tratando de transmitir todo su cariño, gratitud y a su vez, confort.

Sour and Sweet ᵏⁿᵒʷᵐⁱⁿWhere stories live. Discover now