Jungkook termina con Taehyung porque quiere vivir y tener nuevas experiencias con otras personas. Se siente muy bien, muchas fiestas, mucho sexo y diferentes experiencias, pero... ¿Por qué le molesta cuando Taehyung también adopta ese estilo de vida...
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El tiempo había transcurrido como una eternidad después de aquel día. Aquel en el que JungKook había comprendido que enmendar sus errores sería aún más difícil de lo que pudo imaginar. En realidad, todo parecía tornarse más difícil a medida que un día más transcurría, pues HongSeok siempre parecía ir un paso delante suyo.
Dolía como el infierno ver a TaeHyung sonriéndole a HongSeok, aceptando el roce de su mano sin tambalear y su presencia sin incomodidad alguna. Sabía las intenciones del chico, ¿con qué finalidad estaría TaeHyung respondiendo a ellas? Ni siquiera podía sentir enojo. Sentía culpa. Se sentía merecedor de aquel sentimiento.
Pero no dejaba de doler. Incluso si TaeHyung le había permitido acercarse de nuevo, había una gran barrera entre ambos. Un límite que el pelimorado marcaba inconscientemente. Uno que en ocasiones tambaleaba ante algún movimiento de su parte. Los ojos miel que parecían sonreírle cada vez que sus dedos se rozaban sobre la mesa en la pizzería habían sido los mismos que después lo miraron con miedo cuando se atrevió a tomar su mano y acariciar con firmeza.
Si TaeHyung se encontraba temeroso, JungKook sentía que era todo su culpa.
— Voy a salir mamá — JungKook avisaba apenas asomando la cabeza por la puerta de la habitación de sus padres.
Desde la cama, su madre fruncía el entrecejo y lo llamaba con las manos a entrar.
— ¿A dónde irás tan tarde un domingo? — preguntaba apenas él tomaba asiento a su lado.
— ¿Tarde? Pero si apenas pasó la hora del almuerzo — respondía temiendo que su madre no lo dejara salir. — Es domingo de helado, ya invité a TaeHyung por uno.
Desde su llegada a Seúl, YeRi no recordaba algún día en el que aquel nombre no llegara a sus oídos. Si tuviera que describir a TaeHyung en una sola palabra, sería "bueno". El niño con el corazón más bueno había crecido y uno de sus hijos parecía habérselo robado. Ella misma había observado de cerca su noviazgo, pero sabía que nadie más que ellos comprendería lo que había sucedido. Es por ello que se había limitado a no hacer preguntas, pero aquello sólo lograba confundirla más respecto a las decisiones de su hijo. ¿Qué tal si estaba confundido? ¿Qué tal si dañaba más a TaeHyung y a él mismo en el proceso?
— ¿Están retomando los domingos de helado? — cuestionaba tratando de ocultar su preocupación.
— Sí — JungKook respondía con una sonrisa inmediata, pero que decaía tan sólo un segundo después. — Bueno, algo así. Creo... Creo que me está costando un poquito hacer que TaeHyung se sienta... seguro.
Su madre ladeaba la cabeza incitándolo a continuar. Sus ojos le reflejaban tanta calma, la misma que un pequeño niño con pesadillas había sentido al conocerla. Por un segundo JungKook se sentía de nuevo así, como si viviera en una pesadilla.
