Jungkook termina con Taehyung porque quiere vivir y tener nuevas experiencias con otras personas. Se siente muy bien, muchas fiestas, mucho sexo y diferentes experiencias, pero... ¿Por qué le molesta cuando Taehyung también adopta ese estilo de vida...
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La primera vez que vi a Kim TaeHyung la recuerdo perfectamente.
El semestre recién había dado inicio y yo cursaba el segundo año. Él era de los chicos de primero, aunque me di cuenta fácilmente de que venía de la secundaria de nuestro mismo Instituto. Recuerdo quedarme un par de minutos mirando su rostro, estaba con sus amigos y la forma en que se reía me hipnotizó sin siquiera poder evitarlo.
"¿Ya conociste al príncipe Kim?" esas habían sido las palabras de mi amigo cuando se percató de mi ensoñación por el entonces castaño.
Muchos lo conocían hacía bastante tiempo, yo en cambio a penas lo había visto una sola vez, pero en definitiva había llamado mi atención desde el primer momento.
Sin embargo, mi cerebro y mi corazón ni siquiera habían terminado de comunicarse para hacerme entender sobre las emociones que estaban abordándome, cuando pude observar como un chico tan sólo unos centímetros más alto que él, se acercaba por detrás suyo abrazándole.
Jeon JungKook, su novio.
Recuerdo sorprenderme demasiado al verlos desenvolverse tan cariñosamente, y ni siquiera es que montaran escenas demasiado subidas de tono, pero actuaban como cualquier pareja heterosexual promedio en etapa escolar: manos tomadas, besos robados por aquí y por allá y poca distancia corporal. Ellos fueron quizás una de las razones por las cuales el resto de chicos homosexuales comenzaron a sentirse más libres en el Instituto. No hacían nada malo y al parecer tampoco les importaban las distintas reacciones que el resto de los estudiantes pudiéramos tener.
Porque sí, en los pasillos siempre se hablaba de ellos.
Algunos, en su mayoría chicos, tontos y cerrados, los miraban con desaprobación o asco. Hablaban de ellos y se burlaban por el simple hecho de ser dos hombres enamorados. Incluso llegué a escuchar los comentarios muy de cerca por parte de mis compañeros de clase o de los chicos en la práctica de americano.
¿Lo curioso? Aquellos retrogradas nunca dijeron de frente sus opiniones. Nunca vi o escuché que alguien los agrediera verbal o físicamente.
Cobardes.
Habían muchos otros que admiraban su relación, se decía que habían sido novios desde secundaria y lucían tan cómodos juntos, tan cariñosos incluso después de un largo tiempo juntos, que unos tantos amantes del romanticismo les miraban con anhelo a conseguir un amor como el de ellos.
Otros tantos estudiantes sólo esperaban la más mínima señal de un rompimiento para tener alguna oportunidad con alguno de ellos, tanto chicas como chicos.
Creo que esos éramos mayoría.
Algunos adultos opinan que los adolescentes homosexuales no conocemos del pudor y que nos enrollamos con personas de nuestro mismo sexo sólo por imitar a otros, por estar a la moda. No creo que escoger un camino donde por amar a alguien te reduzcan los derechos, sea estar a la moda. Y todos somos diferentes, pero a mí personalmente no me importa un carajo si la persona que me atrae es un hombre o una mujer, si me siento atraído, lo que sea que tenga allá abajo me resultaría completamente increíble.
