Jungkook termina con Taehyung porque quiere vivir y tener nuevas experiencias con otras personas. Se siente muy bien, muchas fiestas, mucho sexo y diferentes experiencias, pero... ¿Por qué le molesta cuando Taehyung también adopta ese estilo de vida...
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El frío en la ciudad de Nueva York golpeaba el rostro destapado de JungKook, y a pesar del enorme abrigo, guantes y de la enorme bufanda en su cuello, su cuerpo entero se encontraba helado. Su corazón se encontraba helado.
JungKook no recuerda lo que es sentir calidez, no desde hace cinco años que se rindió con el amor de su vida. El amor de TaeHyung es lo único que conoce en la vida.
Ese amor que entonces se debe obligar a sentir de manera amistosa, casi como una hermandad, pues no puede permitirse imaginar los labios de TaeHyung sobre los suyos o el tacto de las delgadas manos entre las suyas, no puede permitírselo después de que ambos prometieron ser nada más que amigos. Pero, aunque aquella amistad se supone le permite estar cerca suyo y saber de su vida, JungKook no la siente demasiado diferente a una tortura, misma que lo ha llevado a alejarse de su lado los últimos años en un intento por despegarse al fin de su amor. Sin embargo, no importaba que tanto tratara de no pensar en él e incluso si se ha obligado a suspender temporalmente sus redes sociales para no saber de TaeHyung incluso a la distancia, JungKook simplemente no puede olvidarlo, no cuando lo encuentra en todas las pequeñas cosas que le causan felicidad. TaeHyung está presente en el Sol que lo despierta por las mañanas, en el café que disipa su mal humor, en el cantar de los pájaros al atardecer y en la brisa que despeina su cabello durante sus caminatas nocturnas.
TaeHyung parece estar presente en todas las cosas que lo hacen sentir bien. Así que es en ese tiempo donde JungKook ha decidido sentirlo así, ser feliz con su recuerdo, con su manera de sentirlo y... ¿por qué no? quizás al fin retomar su amistad. Es por ello que después de más de dos años de no visitar Seúl, incluso si aún viviendo allí trataba de evitar a toda costa al dueño de su corazón enamorado, JungKook se encuentra abordo de un avión con destino a la ciudad donde se encuentran sus padres, sus hermanos y donde su amor se encuentra también.
Ahí dónde renunció a él.
Es invierno, temporada Navideña y de las fiestas de fin de año. El avión está repleto de familias que buscan pasar las fiestas con el resto de sus integrantes o en busca de nuevos lugares para celebrar, parejas melosas y enamoradas que no escatiman en desmotarse afecto, así como otras cuantas almas aparentemente solitarias que en realidad viajan en busca de reunirse con su otra mitad para celebrar juntos.
Entonces está JungKook.
"Así es la vida, probar nuevas cosas, vivir distintas experiencias, personas entran y salen de tu vida..."
Desde que él mismo sacó a TaeHyung de su vida, nunca nadie ha podido impactarlo de la misma manera que él. Nunca nadie ha podido ocupar el lugar que aún le pertenece.
Residiendo en la misma ciudad los primeros tres años y compartiendo relaciones cercanas con alguien en común como lo era YoonGi, los llevaba a cruzarse un par de veces en situaciones donde ambos se decían a sí mismos que estaba bien, que de todas formas se suponía que aún eran amigos; pero la realidad no los envolvía en nada más que incomodidad palpante en el aire. Sentimientos reprimidos y sucesos confusos sin resolver. Después de dos años más, se supone que aún son amigos en redes sociales, si es que acaso TaeHyung no ha cambiado sus cuentas, pues, al conseguir continuar con su carrera en un programa de intercambio para la ciudad de Nueva York, JungKook decidió abandonar temporalmente sus cuentas en una búsqueda desesperada por acallar el llamado de su corazón. Quizás evitarse vergonzosas humillaciones de madrugada cuando unas pocas gotas de alcohol bastaban para tener a su corazón tratando de contactarle.
