Jungkook termina con Taehyung porque quiere vivir y tener nuevas experiencias con otras personas. Se siente muy bien, muchas fiestas, mucho sexo y diferentes experiencias, pero... ¿Por qué le molesta cuando Taehyung también adopta ese estilo de vida...
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El canto de una dulce voz obligaba a JungKook a despertarse. Sus pesados parpadeos se movían un par de veces hasta que al fin podía abrirlos, sus garganta se sentía seca y su cabeza punzaba, pero nada era comparado al dolor en el costado izquierdo de su mandíbula. Se encontraba con el cuerpo sudoroso aún con la ausencia de una camisa y su vista borrosa sólo se aclaraba con la presencia del tierno rostro frente a él.
— YeJi... — soltaba con la voz rasposa. — ¿Qué haces aquí?
La niña tomaba un vaso de agua de la mesa de noche para entregárselo sin decir una sola palabra, ocasionando que su hermano tomara asiento en la cama obedeciendo a sus órdenes silenciosas, pues JungKook ni siquiera preguntaba antes de tomarse la pastilla que le había sido entregada.
YeJi regresaba a sentarse en el escritorio de su recámara mientras seguía tarareando y haciendo trazos con un lápiz.
— ¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es? — preguntaba sentándose más a la orilla de la cama.
— Casi es hora del almuerzo — la pequeña respondía aún sin mirarlo.
JungKook agrandaba los ojos. Ahora lo notaba, su hermana portaba su uniforme escolar que indicaba que recién había vuelto del colegio.
— Yo entonces no... — se quedaba con la boca abierta, pues su alarma no había soñado, o quizás él había estado tan ebrio como para escucharla, pero entonces su madre... ¿Ella sabría que llegó totalmente borracho?
Aunque, a decir verdad no recordaba mucho de su estadía en el bar, pues parecía que el sueño que lo envolvió después ocupaba toda su memoria.
— No, no fuiste a la escuela Kookie — le aseguraba. — Gigi dijo que te dolía el estómago y que anoche vomitaste. Mami te dejó esa pastilla.
JungKook procesaba la mentira al mismo tiempo que rascaba su pecho.
— Ah, sí... — soltaba avergonzado por pensar en el estado en el que su hermano lo había visto, incluso si no recordaba lo que había hecho, ni que sus mejores amigos fueron testigos de su desesperación ante el sueño que le mostraba un posible futuro en el que no había sido valiente. Escenas del día anterior regresaban a su cabeza, TaeHyung besándose con el chico príncipe en los baños, sus propios besos siendo rechazados, sus ganas de rendirse tan latentes y después... Aquella sonrisa del TaeHyung del sueño al platicar sobre su matrimonio.
Había sido un sueño, pero quizás ese posible futuro no estaba tan alejado a la realidad.
No podía pensar si quiera en no llorar frente a su hermanita, la presencia de la pequeña no resultaba un impedimento para dejar caer la cabeza contra sus rodillas y llorar. Se sentía como si una nube gris siguiera su caminar a diario y por más que luchara para ver el Sol, para ver al complemento de su felicidad confiar de nuevo en él... Simplemente parecía nunca lograrlo.
