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Llegó el domingo, momento para que Lía fuera de regreso a casa. Hubo una pequeña pelea por ver quien se quedaba con el último hot cake del desayuno con carita de oso; fuera de eso, los dos días habían sido muy divertidos para ambos niños. Roier los había llevado el sábado por un helado y al parque para alimentar patos del estanque apoyado de sus hermanas, quienes habían quedado encantadas con Lía. "Es un niña muy hermosa, como su padre" le dijeron un par de ocasiones, a lo que Roier solo pudo contestar con un ehehe muy adorable. Era cierto que la intrépida rubia poseía muchos rasgos de Cellbit y definitivamente no había comparación en cuanto a la inteligencia que mostraba para su corta edad, e incluso los argumentos tan maduros para seguir el hilo de la conversación con los adultos.

—¿Quieres más jugo de naranja, Lía? —preguntó Roier, acercando una jarra a la mesa.

La pequeña, aun en su pijama de Frozen, miró hacia Bobby y sonrió, dejando ver el hueco de su incisivo superior izquierdo con el primer brote de su diente permanente.

—Sí, gracias —respondió. — ¿Mi Pai viene por mí?

—¿Te quieres ir tan rápido? —bromeó Roier. —Me dijo que él vendrá por ti, supongo que al mediodía

Lía alzó los hombros. —Entonces llegará en la tarde —dijo. Conocía de sobra a su padre y su concepto de la temporalidad, así que llegaría más allá del lapso estimado. La puntualidad no era su mejor cualidad. Pero eso no le preocupaba del todo. Terminó de desayunar, yendo a lavarse los dientes, preparándose para tomar una ducha, solo que no le gustaba que nadie la bañara excepto su padre y Nessa, así que se las había arreglado esos dos días para tomar su baño matutino. Claro, Roier le había pedido que dejara la puerta sin cerrar por si necesitaba su ayuda.

Una vez que Lía fue a asearse, Bobby aprovechó para hablar con su padre. El plan que tenía con su amiga parecía enredado, más no imposible. Convinieron en que debían vivir bajo el mismo techo a como diera lugar, y para empezar a lograr tal cometido tendrían que estar pegados como chicle y hacer que sus padres empezaran a llamarse por teléfono para todo... O eso vieron en una película, ¿Se llamaba "Juego de gemelas"? No, esa es de gemelas, ¡aun así la idea era reunirlos!

—Papá, tengo una duda — comentó el castaño con bandana azul.

—Dime qué sucede chamaquito—respondió Roier, dando un sorbo a su café con leche.

—¿El papá de Lía y tú son amigos?

—Así es, campeón. ¿Por qué?

Bobby torció el labio, picoteando el melón verde en su plato. —¿Crees que el señor Scherbius pueda ser amigo de tía Jaiden o tía Samy de la misma forma que lo es contigo?

Porque en ese caso, sería muy confuso. ¿Acaso los adultos se dan besos en la boca como señal de amistad?

Roier toció el café que tomaba. La pregunta lo tomó desprevenido. A veces Bobby podía ser intrépido en su manera de curiosear con respecto a los asuntos adultos.

—Ah, no exactamente — respondió, dejando a un lado la taza. —Cuando dos adultos son amigos, los besos no es algo que esté incluido. Si Cellbit quisiera besar a alguna de tus tías, tendría que pedirle una cita primero para poder obtener ese permiso

—¿Eso quiere decir que Cellbit y tú tuvieron una cita y por eso él te besó en mi cumpleaños —preguntó con inocencia imprudencial.

—Ehehe, no Bobby, no —trató de tomarlo con humor, aunque estaba muy nervioso de hablarlo con su hijo. —Digamos que ese beso fue accidental. Hay cierta clase de besos que no deben ocurrir; ese fue el caso.

Niños, mejores consejeros |GuapoDuo|Where stories live. Discover now