Capítulo III: Venus (Parte 1)

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Nyah fue escoltada por Átrafas a través de los pasillos intrincados y majestuosos del palacio, las luces parpadeantes de las antorchas danzaban en los intrincados patrones de la piedra tallada, hasta llegar a un espacioso balcón donde la reina Ven...

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Nyah fue escoltada por Átrafas a través de los pasillos intrincados y majestuosos del palacio, las luces parpadeantes de las antorchas danzaban en los intrincados patrones de la piedra tallada, hasta llegar a un espacioso balcón donde la reina Venus Cleopatra se encontraba absorta en un ensimismamiento profundo, observando el horizonte que palpitaba con las primeras luces del alba. Venus poseía una belleza inmortal, radiante, casi divina; la inteligencia afilada en sus ojos anaranjados y una gracia innata que la hacía resplandecer en cualquier entorno. Su rostro pulido por los años de sabiduría y serenidad conferían una autoridad innegable, y su mirada en ese momento se perdía en un vasto panorama, como si estuviera buscando respuestas en el lienzo de la naturaleza.

—Mi reina —saludó Átrafas, quebrando la melodía del silencio y haciendo girar la atención de Venus hacia ellos. Su figura se recortaba contra la luz de las antorchas, como un espectro de sabiduría y astucia.

Venus dedicó una sonrisa cálida a Nyah, un gesto materno que siempre le había ofrecido. A pesar de la tensión y el miedo latente en su corazón, Nyah encontraba un oasis de paz en la presencia de la reina.

—Mi corderita —saludó Venus, sus palabras eran como un suave bálsamo, llenas de ternura y una sabiduría que trascendía el tiempo y el espacio, una presencia que reconfortaba y daba seguridad—. Necesito de tu consejo, cariño. Estoy pensando en embellecer nuestro balcón con algunas flores. ¿Qué opinas?

Nyah sintió cómo la presión en su pecho disminuía. Hablar de flores y decoraciones era un tema lúdico y relajado, una distracción bienvenida de los enredos emocionales con los que había estado lidiando. Se sumergió en la conversación con entusiasmo, describiendo las flores de su tierra natal y sugiriendo cómo podrían armonizar con las especies autóctonas de Aly-Drania. Venus escuchaba atentamente, asintiendo y ofreciendo sus propios pensamientos de vez en cuando.

—¿Cómo es que tienes tan bello jardín en un lugar tan desértico y seco como Aly-Drania? Todos los nobles aquí tienen un muy bonito jardín.

—Por Izofel. Para enamorarme me ofreció un paraíso. "Te haré un paraíso entre estas llanuras, para que comprendas lo que eres para mí"—Sus palabras eran un eco de un amor que había resistido el paso del tiempo, un amor que se había convertido en la piedra angular del reino de Aly-Drania.

—¿Y funcionó?

—Claro —afirmó Venus y luego se rió —Nueve meses después nació Ceres. Además cuando te trajeron desde Anarión, aprovechó de traer mucha flora en las manos de los soldados, se veían tan cómicos marchando con las manos llenas de tierra.

—Eso explica la cantidad de Virel, no debería darse estas plantas por acá. No son muy amigas del sol —Nyah miró a su alrededor, maravillada por el milagro que representaba aquel jardín, un oasis de verdor en medio de la árida Aly-Drania.

—El Amor hace crecer todo, corderita mía. —Venus sonrió, sus ojos reflejaban la sabiduría de quien ha vivido y amado profundamente, de quien ha visto el crecimiento y la decadencia de un reino a través de los ojos del amor.

Entre máscaras y Cuervos (Re-editando/Re-subiendo)Where stories live. Discover now