Jensen se embarca en una búsqueda desesperada para recuperar la corona robada de su padre, el rey Izofel II. En el núcleo de su viaje, se cruza con Juno y Tao, los últimos de la exótica y mágicamente dotada raza Kathars. Este encuentro provoca una...
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Venus regresó a sus aposentos, su mente todavía girando por la conversación con Artheo. La posibilidad de traicionar a Izofel la atormentaba, pero la necesidad de proteger el reino, pesaba aún más. Con un suspiro resignado, se metió en la cama junto a su esposo.
Izofel estaba despierto, sus ojos como dos espejos del cielo estrellado, reflectantes de la luz lunar que se colaba por la ventana.
—Mi amor, ¿De dónde vienes a estas horas?
—De discutir con Artheo.
—¿Qué es lo que ocurre? Siento tu inquietud. ¿Qué te aflige? —preguntó con su voz grave, teñida de cansancio.
Venus tragó saliva y decidió enfrentar la situación de frente.
—Izofel... Nymira me ha hablado en sueños, sobre el destino de nuestro reino. Necesito pedirle consejo.
—Pero, ¿Qué tan urgente es ello?
—Apareció el Lobo de las sombras, casi me consume entre las pesadillas...
Izofel suspiró y se sentó, su rostro reflejaba un dolor que no había mostrado antes.
—¿Lo consultarás con tus dioses? ¿Qué te dijo Artheo?
—Pues.. Necesito consultarlo con Nymira, y ya sabes que significa eso... y mi amor, tú ya no estás para estos juegos.
—Soy consciente de mi edad, Venus. Pero no podemos desafiar la voluntad de los dioses, especialmente de Nymira, quien guía nuestros sueños y destinos. Reinar no es un juego.
Venus asintió.
—Lo sé, Izofel. Pero debemos considerar otras alternativas.
—Pero, dime ¿Qué te dijo Artheo?
—Artheo sugirió una contienda...
—¿¡Una contienda!? ¿Qué tiene que ver una contienda? —Izofel se interrumpió, su rostro se endureció.
—Para que el ganador tenga el honor de darme un hijo —respondió Venus con seguridad.
—¿Y nuestro amor? ¿Y nuestras creencias?
—Lo sé, Izofel —Venus habló con suavidad, las lágrimas llenaban sus ojos— Pero nuestra fe en la Luz Celestial nos enseña a guiar a la humanidad, a preservar la belleza y la esperanza, a aceptar los giros inesperados de la vida. Si es la voluntad de Nymira, debemos obedecer. Aunque solo si tú me lo permites.
Izofel permaneció en silencio, su rostro era un libro abierto, reflejando su lucha interna.
—La Melodía Eterna también nos guía. Nos enseña que la vida, el amor y la paz son las mayores bendiciones. Pero también nos enseña a enfrentar el conflicto, a apreciar el correctivo del tiempo. Si debemos hacer esto, entonces lo haremos juntos, Venus. Organizaré una contienda apenas se ejecute la sentencia. Solo será una noche. En la que seguirás siendo mía. Sin embargo, tu vientre debe cargar el futuro de nuestro reino.
