25. Los casi algo

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Capítulo 25

Los "casi algo"

⭐⭐⭐

Por suerte, pude salvar a Leila de aquella muerte segura. Ambas quedamos empapadas y aunque fue algo muy breve, mis oídos escucharon palabras de agradecimiento por su parte. Eso me confirmó que ella no era tan mala después de todo. Bueno ese pensamiento se esfumó de mi cabeza a penas llegamos con el grupo y Leila corrió a los brazos de Ian haciendo un tremendo espectáculo. De que casi se muere ahogada y por supuesto todo había sido mi culpa.

Como ya sabrás eso fue la cereza del pastel. La maestra se dio el gusto de decirme todo lo que ella quisiera sin siquiera preguntarme si las cosas habían sucedido así.

Ella siguió gritándome y recordándome todos mis defectos y las cosas que habían sucedió desde que yo ingresé a la escuela. No me aguanté más y exploté.

—¡Yo también estuve a punto de morir! —grité con ira interrumpiéndola. Yo estaba con los ojos llorosos y ella se quedó pasmada. Parece que, por un segundo recordó que yo solo era una adolescente igual que los demás y que ella estaba ahí para protegerme y guiarme, pero desde que nos bajamos del autobús lo único que había ello era tratarme mal.

Me di la vuelta y me encontré con Ian. Este me abrazó logrando que todo mi enojo se disipara en segundos. Me quedé junto a él que se encargó de hacerme reír para que se me olvidara el tema con la maestra.

Después de un rato todos regresamos a las tiendas para comer. Ya con la panza llena recogimos todo el campamento y esperamos junto a la carretera a que el autobús nos recogiera. Yo me dediqué a ignorar la presencia de la maestra hasta que esta misma al estar ya dentro del autobús, se acercó a mí con cara de perro arrepentido.

Yo desde mi asiento junto a la ventanilla me enfoqué en los arboles de afuera. Mientras ella tomaba asiento a mi lado.

—Estela —murmuró con suavidad—. Quiero pedirte disculpas por todo lo que te dije y por haberte arruinado el viaje.

—¿Qué la hizo cambiar de opinión respecto a mí?

—Cuando me gritaste, me di cuenta que estabas empapada, llorando y temblando, supe que estabas asustada y que yo estaba empeorándolo todo.

—Pensé que Leila le había dicho que ambas caímos por el puente, y que yo, la salvé a ella.

—No, no me lo había dicho. Y ahora qué sé la verdad espero que me perdones.

Yo no era muy rencorosa que digamos así que solo la miré y le sonreí.

—No se preocupe. Me pasa todo el tiempo.

Ella asintió y tomó mi mano.

—Espero que Ian y tú, tengan una larga y feliz relación. Se ven muy lindos juntos.

—Gracias.

Esta se puso de pie y siguió ayudando a guardar las cosas del campamento junto con el guía y unos estudiantes. Entre ellos Ian, así que estuve sola un rato hasta que me quedé dormida con los auriculares puestos.


⭐⭐⭐

—Hola guapo —dije con voz sensual mientras me asomaba en la puerta del salón de baile de la escuela, en donde Ian se encontraba calentando.

Este me miró y sonrió de inmediato. Su cara se iluminó y sus ojitos bellos brillaron. Me acerqué fingiendo que también calentaba mis músculos.

—¿Lista para tu clase de baile dictada por el mejor profesor? —Mostró una sonrisa engreída al mismo tiempo que arqueaba una ceja.

La Chica Que Vino De Las Estrellas © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora