Capítulo 30.

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Taehyung golpeaba su pierna con sus dedos de forma persistente, volvió a mirar el reloj en su muñeca, ya habían pasado al menos veinte minutos desde que Jungkook había ido al baño y aún no regresaba.

—Con permiso, directora, mi esposo se ha tardado mucho y quisiera ver si está bien.
—Se levantó de su asiento.

—Claro, señor Kim, Juhyun posiblemente salga dentro de diez minutos.

Taehyung asintió y caminó fuera de la oficina, rumbo al baño.

Casi todos los niños ya habían terminado su jornada académica, así que la escuela estaba casi vacía. Caminó por el pasillo, hasta girar a la derecha donde sabía que estaba el baño, abrió la puerta de este y todas sus alarmas se dispararon al escuchar sollozos provenientes de un cubículo, se acercó rápidamente a este y tocó. —¿Jungkook? ¿Estás ahí? —Tocó nuevamente.

La puerta del cubículo se abrió lentamente y podría jurar que su corazón cayó a sus pies al ver el estado del pelinegro.

Jungkook estaba sentado en el suelo mientras abrazaba sus piernas flexionadas, su rostro estaba empañado en lágrimas, sus ojos estaban levemente hinchados y rojos al igual que su nariz. —T-taehyung... —Susurró una vez miró aquellos ojos ámbar que últimamente aparecían de forma oportuna cuando se derrumbaba.

Inmediatamente Taehyung se arrodilló frente al pelinegro y acunó su rostro entre sus manos mirando cada parte de su rostro con preocupación. —¿Que sucedió, mi amor, por qué lloras? —Otro sollozo escapó de los labios de Jungkook y más lágrimas se deslizaron fuera de sus ojos. —Por favor, dime, ¿Que sucedió?

—Y-yo venía al baño y me tropecé con un niño... —Sus sollozos se volvieron llanto. —E-ese niño, Taehyung, tiene la edad de Juhyun y-y es su hijo. —Un puchero de formó en sus labios al intentar retener más sollozos que querían escapar. —Hyunjin es el padre de ese niño, él tiene otra familia, siempre la ha tenido. —Jungkook se abalanzó sobre el castaño abrazándolo con fuerza mientras su llanto desgarrador resonaba en todo el lugar.

Taehyung se limitó a permanecer en silencio y rodeó con sus brazos el cuerpo de Jungkook mientras le daba pequeñas palmadas en su espalda.

Escucharlo llorar de aquella forma fue la gota que rebasó su paciencia, ver a Jungkook tirado en el suelo llorando como si cada pedazo de su ser se estuviera cayendo, fue horrible para él. Pero, debía dejarlo soltar todo lo que tenía dentro, sabía que para ayudar a sanar a Jungkook, debía primero dejarlo soltar su dolor, debía dejar que la herida en su corazón apareciera para así poder ayudarlo a cerrarla.

No sabía cuánto tiempo estuvieron así, sentados en el suelo mientras el pelinegro lloraba.

Cuando finalmente Jungkook dejó de llorar, Taehyung intento soltarlo y alejarse para darle espacio, pero en cambio, Jungkook lo abrazó con más fuerza negándose a soltarlo. —Por favor, solo quédate conmigo así un rato más. —Susurró con voz débil el pelinegro.

—Me quedaría contigo toda la vida si me lo pides. —Respondió el castaño besando la cabeza de Jungkook. —Haría cualquier cosa por ti, mi ángel.

El pelinegro se separó un poco del castaño y miro sus ojos fijamente. Los orbes negros de Jungkook destellaban en una mezcla extraña entre desprecio, odio y tristeza. —Dijiste que querías ser mi verdugo contra los Hwang. —Taehyung asintió, ya sabiendo a dónde de dirigía solo con ver sus ojos. —Acepto que seas mi verdugo, destruye a los Hwang y hazlos pagar por todo lo que nos han hecho.

Taehyung agarró una de las manos de Jungkook y beso el dorso de esta. —No solo voy a destruirlos mi ángel, haré que se arrodillen ante ti. —Besó la frente de Jungkook. —Pero antes de que lo último suceda, deberás recuperar tus alas y yo te ayudaré a qué eso suceda.

Papá por accidente || Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora