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Caminaba atrás de su niñita. Sonreía a cada paso que daba porque a cada paso que daba estaba más cerca de ella.

Por fin iba con su hijita.

Su rayito de sol.

Pero algo lo detuvo.

Ya no se podía mover.

Y despertó.



Despertó en el hospital. No entendía qué estaba pasando. Pero Wilbur estaba ahí. Y Tallulah de seguro también.

Los médicos salieron, Wilbur detrás de ellos. Le dijeron algunas cosas. Mientras tanto, Tallulah entraba al cuarto. Tenía abrazado el peluche de patito.

"Hola, Tallulah"

Le sonrió un poco. Tallulah le devolvió la sonrisa.

"¿Ya te vas a tener que quedar acá?"

Quackity desvió la mirada.

"No por mucho. Sólo un poco. Luego voy a regresar a casa con ustedes dos"

La pequeña se acercó y le dio el peluche en las manos. Tallulah le recordaba mucho a ella.

"Vamos a venir todos los días, no te preocupes. Todo va a estar bien. Vamos a estar aquí"

Tallulah tomó su mano. Qué lindas palabras las que le dijo esa pequeña. Pero sabía que al menos la parte de estar bien no era cierta. Iba a morir.

"¿Me lo prometes?"

Ella sonrió y asintió.

"Por el meñique"

Quackity le sonrió una vez más. Entrelazaron sus meñiques, cerrando la promesa.

Tener niños era hermoso.

Recordaba cuando tenía a su pequeña.

Vivir era lindo.

"Ahora ve con Will"

Tallulah miró a Wilbur.

"Voy a...voy con la señorita Jackie"

La vio salir y hablar con una enfermera. Al parecer ya eran amigas.

Debía seguir feliz.

Debía aguantar un poco más.

Por Tallulah.

Debía ser feliz por Tallulah.

Ser feliz por Tallulah significaba ser feliz por Wilbur.

Si Tallulah era feliz Wilbur también.

Quería verlos felices a ambos.

Wilbur entró al cuarto. Lo miraba, algo triste. Pero sonreía. La sonrisa de Wilbur era linda.

"Hola, Quacks. ¿Cómo estás?"

"Bien"

Su sonrisa se amplió un poco más.

"¿Quieres ir a casa? Podemos pedir pizza. ¿Te gustaría?"

Quackity le sonrió un poco y ladeó la cabeza.

"¿Sí puedo salir?¿Por qué?"

Wilbur soltó una pequeña risa.

"Sólo...quiero que pasemos un rato juntos, todos juntos, los tres. ¿Qué te parece?"

Quackity también rió. Asintió.

Fueron a casa.

...

"¿Por qué Quackity se queda con nosotros otra vez?"

"Me gusta que esté en casa, ¿A ti no?"

Tallulah sonrió y asintió.

"Me gusta que Quackity esté en casa"

Revisó las radiografías una vez más. Las puso contra la luz. Ojalá Tallulah no las entendiera. Era una niña inteligente.

Guardó las radiografías una vez más. Ya no quería ver.

El tumor en el pulmón izquierdo había crecido, y encontraron uno en el derecho.

"Papi"

"¿Sí, mi niña?"

"¿Qué es esa bolita de ahí?"

La miró. ¿Cómo le iba a explicar?

"Mira...¿Recuerdas que le dije a tu maestra que...que Quackity estaba enfermo?" Tallulah asintió. "Bien, mira...esta enfermedad es una muy muy fea, y..."

"¿Se va a ir?"

Bajó la mirada.

"Esas son...son cosas de niña grande, no necesitamos...no es necesario contestar esta pregunta aún, ¿Si?"

Tallulah asintió. Wilbur acarició su cabello y le dio un besito en la frente. Quackity bajaba las escaleras. Tenía puestos unos pants holgados y una playera gris, igualmente holgada. En sus pies había unas pantuflas de patitos. Wilbur sonrió al verlo.

Se veía cómodo.

Se veía hermoso.

"¿Estaban hablando de mí?¿Eran cosas buenas o cosas malas?"

Rió un poco. Tallulah fue hacia él. Le dio un abrazo.

"¿Okey...?¿Qué te pasa, niñita?"

"Te quiero mucho, Quackity"

Quackity le devolvió el abrazo. Iba a extrañar los abrazos de Quackity.

"Vamos a comer. Ya llegó la pizza, la trajo un amigo de los dos, se llama Bad"

Pasaron la tarde así. Comiendo, viendo películas.

Porque eran una familia.

Y porque el tiempo se estaba acabando.

Take care of her| Quackbur| QSMPWhere stories live. Discover now