"¿Acá para qué venimos? Quackity no se va a volver a quedar, ¿Verdad?"
"No, mi niña, claro que no. Sólo venimos a preguntar algo"
Esos días había hecho más frío. Eso era bueno, a Quackity le gustaba el frío.
"¡Se está tardando mucho!"
Para entretenerla un poco, le dio permiso de hacerle trencitas.
"Ya sé, pero tienes que ser paciente"
Tallulah se cruzó de brazos. Mientras, Wilbur miraba a Quackity. Lo miraba como si fuera lo único que existía en ese momento. Era su mundo entero, junto con Tallulah.
Le iba a decir pronto.
Tenía que decirle.
No podía perder más tiempo.
Quackity se acercó a ellos. Tallulah se levantó, le sonrió y tomó su mano.
"¿Qué estabas haciendo?"
"Ah, bueno, estaba preguntando por algo, no es importante. Además, son cosas aburridas de adultos"
Tallulah empezó a mecer ambas manos.
"¿Te van a inyectar?"
Quackity bajó la mirada. La miró de reojo y sonrió.
"Sí. Sí, me van a inyectar"
Tallulah lo miró.
"Pero papi dijo que sólo él te podía inyectar"
"Ya sé, pero esta no la puede aplicar él, se necesita la supervisión de un doctor"
"Ah, bueno…"
No quería recordar eso. Le dolía recordar eso.
Pero lo consolaba un poco saber que pronto iban a estar juntos.
Que esto era lo correcto.
Que no estaba haciendo nada mal.
Que había sido la decisión de Quackity.
Él sólo quería la felicidad de Quackity. Era todo lo que le importaba, y si así era la manera de hacerlo feliz, eso haría. Ya estaba agendado. Ya tenían el lugar perfecto.
Él mismo había escogido.
La playa.
Porque en la playa se conocieron.
Lo recordaba muy bien, verano del '83.
Su pelota se había ido. Rodó hasta un chico. Era delgado, usaba una playera blanca holgada, y parecía estar discutiendo con alguien sobre su gorro.
"¡Ya ve por la pelota, Wilbur!" Escuchó a Tommy gritar.
Quería ir, pero sus piernas no reaccionaban. Su corazón estaba acelerado y sus manos sudaban.
Paso a paso, se acercó a ese chico. Mientras más cerca estaba más sentía que estaba a punto de morir de lo rápido que iba su corazón.
"Disculpa…"
El chico se volteó hacia él.
"¿Sí?¿Qué pasa?"
El estúpido de su corazón se detuvo al escuchar su voz. Pero en una buena manera.
"Este…mi pelota, ¿Me la puedes dar?"
Otro chico detrás de él le dio un golpe en el brazo. Luego le susurró algo.
