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Derek sonríe hacia el bebé antes de besar su cabeza y luego tomar algo de la góndola. Se había quedado sin comida en casa y, con un bebé hombre lobo eso era algo imposible. El niño de un año ya comía un par de cosas y tenía un apetito demasiado grande.

Comienza a tararear una canción tonta para niños, pero que a Eli le ponía feliz, mientras se sigue desplazando por el supermercado.

-¿Derek?.-Una voz suena detrás de él y se asusta, dando un pequeño brinco. Se encontraba un poco más alerta ahora que tenía un hijo pero estaba demasiado concentrado en que Eli no se cayera de su brazo y de no olvidarse de comprar algo.

El peli-negro deja de caminar y se da vuelta, encontrándose con Stiles. Había pasado un poco más de un año de la última vez que había visto al castaño y lo único que sabía es que casi no volvía a Beacon Hills, demasiado consumido por el estudio en el FBI.

Pero, por supuesto, una de las pocas veces que el joven volvía a Beacon, Derek tenía que encontrarlo.

-Hola.-Derek dice. Luego de la pelea con la cual terminaron su relación, no habían vuelto a hablar. El peli-negro había querido regalarle un suéter antes de que se fuera a estudiar, pero el Sheriff lo había encontrado en el porche de la casa, con una caja en manos y le había dicho que regresara a su apartamento. Que el castaño estaba demasiado mal como para recibir un regalo de su parte. Entonces, sólo había guardado la caja en un mueble que sabía que la manada jamás abriría.

-¿Ese es..?.-Stiles no tiene emociones cruzando por su rostro, solo está mirando hacia el bebé en brazos de Derek. El peli-negro quiere proteger a su hijo.

-Eli.-Contesta.

-Cuanto ha crecido.-Murmura Stiles. Dios, el castaño se siente un estupido por no saber como sentirse frente a un bebé. No es que el bebé le caiga mal, es una preciosura, pero ese niño era hijo de Jennifer también. Y esa mujer había sido la causa de su ruptura con Derek.-Es bueno verte. Tengo que irme.-Stiles se apresura a decir, comenzando a caminar. Se siente un poco mareado por demasiadas emociones recorriendo su cuerpo en ese momento.

Derek, por otro lado, se queda por un momento allí, inmóvil. Eli se apoya contra su pecho, seguro sintiendo la angustia de su padre. Hale besa su cabeza antes de decidirse a seguir con sus compras como si no acabara de cruzar a Stilinski.

(...)

Hay golpes desesperados en la puerta del apartamento de Derek y el hombre frunce su ceño, mirando la hora en su celular por un momento. Son al rededor de las tres de la mañana, pero él aún estaba despierto porque se encontraba leyendo el bestiario. Y porque Eli se había dormido sólo hacia una hora.

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