LA MELENA DE OCTAVIA VUELA con el viento frente a mí. No sé en qué momento eché a correr, ignorando el dolor agudo procedente de las heridas. Finn y la morena agarran mis manos mientras me arrastran entre los árboles.
Monty tropieza y cae de bruces al suelo. Le agarro por los brazos cuando se tambalea, horrorizado. Sigo su mirada y mi semblante copia el suyo. Hay una calavera. Debe llevar mucho ahí a juzgar por cómo la naturaleza del bosque lo envuelve y proclama como suyo, una parte más de ella.
—¿Quiénes son?
—Quiénes no, ¿qué son? —dice Clarke aterrada al recogerlo del suelo, no es una calavera normal, ni de lejos. Sus costados son más aplastados y provinentes.
Si pensaba que el ciervo mutante era horrible, esto es una pesadilla. ¿Qué nos puede pasar por la radiación a corto plazo? ¿Y a largo? Un grito desgarrador me congela en mi lugar.
—Jasper —murmuro, y sigo al doloroso sonido. Tiran de mi abdomen hacia atrás.
—Quédate entre los árboles —me pide Finn—. ¿Veis algo?
Repaso el bosque en busca de algún indicio de peligro, cualquiera. Pero nada.
—No hay nada —niega Monty.
Mis ojos encuentran los de Clarke y parecemos pensar lo mismo.
—Se lo han llevado.
Al llegar al transbordador veo algo que no me espero para nada. Wells con el brazo alrededor del cuello de Murphy y un cuchillo contra la piel de este.
—¡Wells, suéltale!
Bellamy viene a paso rápido hacia Octavia y yo. Suelto el brazo de la morena y camino con un poco de dificultad hacia el rubio
—¿A navajazos? Joder, John.
Se encoge de hombros.
—Se lo merecía.
Sí, seguro.
—¿Y la comida? -pregunta Bellamy.
—No hemos llegado al Monte Wheather —le responde Finn.
