ESBOZO UNA SONRISITA AL acabar de explicar mi idea y atiendo a la reacción de los presentes.
—Así que... Quieres volar el puente —dice Jasper sin creérselo del todo.
—Justamente, sí.
—¿Cómo? —inquiere Harper.
—Tengo hidracina y una mecánica de ensueño —me giro hacia Raven—¿Qué dices, amor mío?
La chica sale de sus pensamientos, mirándome fijamente.
—Qué es una locura.
Ensancho la sonrisa.
—¿Cómo reparar y usar una nave en una semana y sobrevivir en el intento? —ironizo y las comisuras de sus labios se alzan con orgullo—. Mirad, mi propósito no es matar a los terrestres sino retrasar el ataque. El virus es rápido y si volamos su camino principal tardarán más, sólo un poco más pero bastará para que estemos fuertes para contraatacar.
—Helena, no es por ser gafe. De verdad que no pero ese puente a sobrevivido a una guerra nuclear y a cien años de erosión. ¿Una bomba superará eso? —cuestiona Bellamy un poco desconfiado.
No me hace falta responder.
—No sobrevivirá a mí —asegura la mecánica con total seguridad—. ¿Dónde tienes la hidracina?
Le indico cual es mi tienda y me reprocha el tener algo tan inflamable allí como si nada, no lo discuto.
Dejo el plan en las capacitadas manos de Raven —conociendo a la perfección que lo hará bien— y troto hasta el transbordador para seguir con el papel autoimpuesto de enfermera y un poco psicóloga.
No sabes la de cosas que dice la gente cuando cree que tiene un pie en la tumba.
Un brazo me detiene antes de subir la rampa. Sonrío.
—¿Cómo estás?
—Eso debo preguntártelo yo a ti —dice con el ceño fruncido.
—Fui más rápida —bromeo con una falsa superioridad—. Pero lo digo enserio.
Sacude la cabeza.
—Bien, ¿y tú? —asiento sin quitar la sonrisa. La imita—. Eso está bien. Por cierto, es buena idea, lo de la bomba. Siento haber dudado.
