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Suspiró con pesa mientras se mordía el labio inferior, observando con cuidado el rostro lastimado del más grande, pensando en que quisiera poder curar todas esas heridas con rapidez y que el alfa no tuviera que sufrir más.

Realmente no había podido conciliar el sueño profundamente, ya que se había despertado una hora después de haberse dormido junto a Yoongi. Sabía que toda la situación no le iba a permitir mantenerse tranquilo en totalidad, tenía cosas que hacer y disputas que resolver, por lo que la presencia de Yoongi era algo que hacía que su mente se mantuviera más ocupada.

No sabía si había sido el único sobreviviente al secuestro del reino contrario, quedaba la posibilidad de que los otros tres miembros de la tropa estuvieran con vida también, aunque no había tenido la oportunidad de abordar más en la información del alfa.

Levantó su mano con cuidado y tomó entre sus dedos el mechón de cabello rubio, colocándolo detrás de la oreja del mayor, para que no le molestara. Tenía que levantarse y hacer muchas cosas, pero se sentía tan cómodo en ese lugar, que no quería salir de la cama.

Tenía que empacar la cabeza del príncipe para enviarla a su reino, algo que le daba algo de pereza, pero era algo que tenía que hacer. El tomarse el tiempo de redactar la carta a mano e inclusive colocarle un lazo de colores era algo que debía hacer para ser tomado en serio, que sepan que se toma completamente en serio su papel de dirigente y las promesas que le dirige tanto a su reino como a los reinos hermanos.

No podía descuidarse, sus deberes se mantenían aún con la presencia de Yoongi. Pronto tendría tiempo de mantenerse en cama con Yoongi para hablar, pero definitivamente no era el momento.

Suspiró y se levantó, estirando los brazos para poder quitar toda la pereza que quedaba en su cuerpo, dispuesto a cumplir con los deberes que quedaba en su día. En realidad, no tenía deberes para ese día, ya que siempre procuraba dejar ese día libre, pero con la llegada de Kwan, las cosas habían cambiado en muchos sentidos.

Se colocó sus pantuflas saliendo de la habitación, encaminándose al salón del castillo para poder pedir la caja en donde la cabeza de Kwan estaría dentro, solamente para colocarle un lazo bonito y una carta hecha a mano con su advertencia.

Le gustaba mucho decorar, consideraba que tenía talento, por lo que le gustaba decorar las advertencias carnales que le enviaba a los reinos traidores. No es como si enviara muchas cabezas a diario, pero cuando la ocasión se presentaba.

Cuando pudo bajar el montón de escalones, caminó hasta el salón, en donde encontró a algunos de los alfas de la tropa custodiando la entrada. Cuando lo vieron llegar, hicieron una reverencia de noventa grados.

―Bienvenido sea, mi rey.

Hablaron en coro, ganándose una reverencia en respuesta.

―Gracias, por favor, que alguno me consiga la caja con la cabeza del príncipe Kwan, debo redactar la carta y decorarla un poquito―uno de los alfas asintió, dando un paso adelante. ―Díganle a la sirvienta Shin que me regale de esos listones de colores, por favor.

El de la tropa asintió, caminando hacia la zona de refrigeración, en donde mantenían las cabezas para que no comenzaran con el proceso de descomposición.

Jimin suspiró contento mientras dejaba la tijera y la cinta adhesiva sobre su trono, esperando ansioso para comenzar a decorar.

No eran tiempos tan antiguos, ya que la realeza de los alfas y omegas no era algo que se hubiera detenido realmente, se mantenía desde años atrás. Manteniéndose en el siglo veinte, por lo que aquellos mandatos no eran cosa nueva.

Our Destiny *:・゚✧ YMWhere stories live. Discover now