EYDEN

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The Reason-Hoobastank

4 de Julio

Esta noche Ayana decidió quedarse a dormir, ya que sus padres y su hermano se fueron al hospital por unos asuntos que ni ella entiende, ella se pasó casi toda la tarde de un lunes pintando mientras que yo la contemplaba mientras que tocaba la guitarra. Por la noche pasó algo que nunca creí que pasaría. Ambos nos sumergimos ante el deseo, cosa que terminamos perdiendo la virginidad, luego ella en medio de un susurro me dijo todo lo que nunca me imaginé. Como era de esperar no dije nada. Hasta que esta mañana ella me miró y volvió a decirme:

-Te amo, Eyden

-Ayana...Yo...

-Se que tu no me a más, de la misma forma de lo que hago yo, pero necesitaba soltar estas dos palabras que tanto me torturan en mi cabeza.

No dije nada más, tampoco sabía qué decir. Además, ahora no quiero estar atado a alguien, no soy el típico chico que desea estar con una chica, antes de eso quiero descubrir cosas nuevas. Lo único que quiero es hacerle daño, Ayana es esa chica que todo lo ve lleno de colores, es alegre, una chica llena de luz. En cambio, yo...soy más bien un chico que no le gustan las ataduras, quiere ser libre, libre para acostarme con cualquier chica, emborracharme sin pensar que puedo descontrolarme y hacer daño a la persona que estuviera saliendo.

Ahora estábamos tumbados en mi cama, ella estaba tumbada en mi pecho, pasaba sus dedos distraídamente, no podía negarme que estaba preciosa, empecé acariciarle el pelo. Ella se subió encima de mí, no entendía porqué lo hacía, pero estaba muy seguro que me encantaba. No sentir lo mismo que ella es frustrante, pero me encantaría que fuera con ella con quien perder la virginidad. Debía hacerlo, debía decirle, ahora era el mejor momento, ambos estábamos tan juntos. Sus labios a centímetros de los míos. Ella está causando cosas en mi que nadie antes me había hecho sentir.

-Ayana-empecé susurrando con voz recién levantado, pero a la vez dulce-¿te gustaría que perdamos la virginidad juntos? Me acuerdo de la conversación de ayer y sabes perfectamente que no estoy listo para atarme a alguien, por eso es lo único que puedo darte, aparte de mi cariño y amor de amigos.

-Si acepto...Prométeme que no me harás daño.

-Lo prometo.

Fue en ese instante que la cogí de la cintura y corté la poca distancia que teníamos, en un beso. Un beso lleno de sentimientos, pero había una parte de mi que también me decía que era una despedida. Lo hicimos, fue un acto con muchos sentimientos. No tenía claro que si eso llamaba hacer el amor o simplemente follábamos. Pero lo que, sí tenía claro, era que ambos lo estábamos disfrutando. Cuando terminamos, después de una hora y media. Bajamos abajo para desayunar unas tostadas con huevos fritos y unas tiras de bacón. La abracé por detrás, me gustaba verla cuando cocinaba.

Los días iban pasando súper rápidos, nunca imaginé que el viernes llegaría tan rápido. Estaba esperándola delante de su casa para ir juntos a la fiesta, que hacíamos cada cuatro de julio en la colina Willow. Cuando salió por la puerta con un vestido verde clarito y su pelo medio recogido con un lazo del mismo color que el vestido, solo podía decir que estaba preciosa. Nos subimos a mi pickup roja y fuimos hacía la colina. Cuando llegamos, estacioné y bajamos. Cuando nos acercamos al montón de adolescentes de entre 16 a 21 años, una chica de melena rubia que le llegaba hasta los hombros se acercó a mí para saludarnos.

Se llamaba Molly, nos conocimos en la cafetería de mis padres, me gusta estar allí con ellos y ayudándolos. Molly es una chica preciosa y bueno me cayo bien. Sin darme cuenta Ayana ya no estaba, no la vi por ninguna parte. No fue ella quien se fue, fui yo mismo quien se fue con la chica tan alegre de lo cual estaba teniendo una conversación. Estábamos donde servían bebidas. Fue entonces que no paré de beber. Me sentía tan cómodo con Molly, que no me di cuenta de lo que hacía hasta lo que tanto miedo tenía que pasara, paso.

Me estaba besando con ella. Sabía que Ayana nos estaba viendo, fue entonces cuando el beso subía cada besa más de intensidad. Pero fui interrumpido por la voz de Owen-el hermano de mi mejor amigo-. Sabía perfectamente, que esta sería mi despedida con ella, no quería. Pero tenía que asumir las consecuencias, de haber fallado la promesa que me hizo.

-Tío, ¿Has visto a mi hermana?

-No-respondí sin apartar la mano de la cintura de Molly.

Podría ser nuestro final o también podría ser nuestro comienzo.

Molly y yo seguimos besándonos, quería descubrir cosas nuevas, conocer a gente nueva y sobre todo hacer cosas que con Ayana nunca podría haber echo, ella era algo distinto a la otra gente, siempre estaba atrapada consigo mismo, no quería conocer gente, siempre me restregaba la misma frase cuando la invitaba al pueblo a tomar algo con más persona. «No hace falta conocer a más gente para ser realmente feliz, las personas que se sienten solas buscan de otras para sentirse llenos, la soledad no es definición del miedo, es definición de que uno a veces quiere estar solo para reencontrarse con uno mismo»

🌻

Eran las cinco y cuarto de la madrugada, aún seguía con Melody, pero esta vez estábamos en su cama completamente desnudos, ambos habíamos perdido la virginidad esa misma noche-bueno eso para ella, ya que yo la perdía esa misma tarde con la persona que debía romper ese circulo, al menos por un tiempo- la bese en esos labios carnosos y de un color rosado, me encantaban, bueno todo ella. Nunca me había sentido tan bien como me sentía ahora, ella estaba pegada a mi, sus ojos medio abiertos, su respiración estaba calmada.

-Te quiero y me encantaría que todo eso fuese real y no un deseo de una sola noche.

-Hagámoslo real pero antes déjame...

-¿Despedirte de ella? -lo dijo en un hilo de voz, sabía que todo eso no eras fácil para Ayana ni para mi.

Asentí.

Luego seguimos besándonos hasta quedarnos completamente dormidos.

EL ARTE DE NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora