BRITNEY

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Lovely-Billy Ellish and Khalid

Gritos, golpes y peleas, era lo único que se encontraba en esa pequeña vivienda. Estaba contemplando aquella escena escondida detrás del sofá, en un pequeño huequito, donde mi perro Neo se escondía en los días de lluvia. Morgana se abalanzo a mi padre y le susurro algo que llegue escuchar muy bien:

-Si te vas, que sea la última vez que vienes a buscar y mucho menos vengas a pedirme que te venda esa toxina que tanto te gusta.

No entendía de qué toxina estaba hablando, tampoco entendía porque papá se ponía cada vez más tenso. Ella sonrió y le dejó un beso en los labios de mi padre. Mis ganas de llorar eran muchas, quería irme de aquí, tenía miedo de este lugar, los minutos pasaban con lentitud, hasta que varios golpes me hicieron levantar un poco la mirada. No me gustó nada aquella escena, papá nunca se atrevería a pegar a una mujer, pero creo que ella era la única excepción. Las cosas cada vez se ponían más feas, tenía miedo y no se si el pánico me consumía, poco a poco así que cerré los ojos, puse mis manos en las orejas y me hice bolita.

Toda la casa eran gritos de ellos dos, yo no sé cuándo fue que empecé a llorar. A los pocos minutos, pararon los gritos y segundos después unas manos pequeñas me rodearon todo el cuerpo, no era capaz de abrir los ojos, estaba temblando y el miedo cada vez era más notorio.
-Tranquila, todo ha pasado. Mamá está aquí y nadie te hará daño cariño.

Escuchar a mi madre hizo que me calmara, poco a poco fui abriendo los ojos. Vicky y Owen estaban ayudando a papá a llevar todas las cosas en el coche. Mama mientras me pegaba a su pecho intentando que me calmara, cosa que logró en solo pocas caricias. Estar en los brazos de mi madre, me hace sentir segura, algo que siempre eché de menos, cuando fui obligada a alejarme de ella. No fue culpa de mi padre sino de esa innombrable, que desaparecerá de nuestras vidas, dentro de pocos minutos.

-No estás sola mi niña. Sabemos los errores que cometimos, pero por eso decidimos hablar y poder recuperar lo fuimos.

-Mamá...-la abracé.

Fuimos a terminar de recoger todas las cosas y de camino a casa me atreví a decir lo que más miedo me daba.

-Hay algo que quiero deciros...

-Dinos cariño-respondió mamá, mientras daba círculos distraídamente en la palma de la mano de papá.

-He conocido una chica...y creo que me estoy enamorando de ella.

Ninguno dijo nada, pero pude ver sus miradas, cosa que me hizo relajar un poco.

-Nunca imagine, que te enamorarías de una chica. Hace unos años decías que era un poco extraño y que te daba repelús. -dijo papá riéndose por la nariz.

-Bueno...em-no sabía cómo seguir esta conversación, si apenas se lo podían tomar en serio.

-No hagas caso a tu padre, mientras que te gusta y ambas, pues eso os gustáis, porque no intentarlo. -me animo mamá.

Hablar de Ayana, se me hacía un poco difícil, nunca antes hablé de ese tipo de cosas con nadie. No es un tema del que me gusta entablar conversación. Pero lo hice, les conté algunas de las tardes en la colina, sobre cosas que me hacían feliz y sobre todo les expliqué, que ella era totalmente diferente a otras chicas, de las cuales me había cruzado.

Veinte minutos después, llegamos a la casa donde me crié, ese hogar donde tantas ganas quería regresar, volver a esos recuerdos llenos de nostalgia. Volver a oler las tartas de manzana de mamá y sobre todo volver a ser la familia que éramos. Vicky se acercó a mí, contemplamos la casa, mientras que nuestros padres y Owen entraban en las cajas.

Sabía que a partir de ahora las cosas saldrían bien, podría recuperar el tiempo perdido con mamá y recordar recuerdos o momentos, que nunca olvidaré. Esta casa era mi refugio, era el lugar donde me crié y donde seguiré creciendo, hasta que llegue el momento de decirle adiós.

-Nunca olvidaré el día en que decidiste decirle a papá que instalara, un columpio en aquel árbol, en esa época la conociste a ella, pero también fue el día en que se despidió.

-Siempre se quedará en un recuerdo bonito, aunque no tuviera un final bonito.

Ese lugar lo decidimos llamarlo: el columpio de los sueños. Allí todo era bonito, veíamos las estrellas y pasamos días de verano preciosos. Solo nosotras dos. Ese verano su mejor amigo no estaba y por eso quiso descubrir que no solo se basa en una sola amistad, sino que en muchas más, una para un recuerdo diferente.

Pero eso solo se quedó en este lugar entre columpios y estrellas.

EL ARTE DE NUESTRAS VIDASWhere stories live. Discover now