AYANA

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When I Look At You-Miley Cyrus

Nunca imaginé que besar a una chica es algo extraño e indiferente, duele dejar atrás a esa persona que tanto tiempo ha estado a tu lado, duele despedirse de ella. Ahora el necesita cambiar de aires y conocer a otras personas, yo debería hacer lo mismo, pero me da demasiado miedo conocer a gente y luego no ser mejor persona para nadie más, una vez mi madre me dijo:

«No tienes que depender de nadie para volar, cariño. Tu eres tu propia magia y quien te quiera tal y como eres se quedarán en tu vida o se irán por un tiempo para que vivas.»

Creía pensar que enamorarse de una chica y además en tan poco tiempo era mucho más raro de lo nunca se podría haber imaginado. Pero en el amor no se puede guiar, si te enamoras de verdad es algo muy bonito y más si esa persona también siente lo mismo que tu.

Britney era la típica chica que parecía sacada de un cuento de hadas, es preciosa por dentro y por fuera. El cariño que me daba y la forma de decirme las cosas, me hacía sentirme bien, nada era raro o extraño cuando estaba con ella.

Pero al llegar a casa y ella ya se había ido me sentía extraña, vacía y sobre todo sola, no podía dejar de preguntarme lo mismo.

Ese ¿por qué? Que nadie eh incluso ni yo misma sabía la respuesta de esa extraña pero totalmente cierta pregunta.

-Hola-dijo Eyden apoyado en el marco de la puerta.

-Hola

Verlo todos los días en mi cama, sin apenas poder bromear o contarle cualquier estupidez, se me hacía hasta incómodo y doloroso. Alejarme de él es algo que nunca había imaginado, siempre estábamos tan unidos e inseparables, que ahora era extraño no actuar como hacíamos antes.

Ese anhelo que teníamos por cualquier cosa que se nos pasaba por la cabeza. Cuando llegábamos de la escuela siempre íbamos al muelle o a la colina y pasábamos allí lo que eran horas. Pero ahora todo era tan distinto, tan extraño y vacío.

-¿Quieres venir al pueblo conmigo? -dijo con un tono suave y a la vez dulce.

-Pensé que ya habías quedado con tus nuevos amigos.

-Se que ahora es todo muy diferente entre nosotros, pero nunca es tarde para anular esos planes y crear de nuevo.

Me sentía feliz por eso, pero a la vez sentía tristeza. Todo se sentía tan lejano de lo que habíamos sido antes, que ya no sabía donde me encontraba. Era como si mi brújula se hubiera roto o incluso perdido en mí misma.

-Podremos ir a cenar en ese restaurante donde solíamos ir siempre o hacer cosas de las cuales ahora ya...

-Claro que sí, abejita.

Ese apodo, me recordaba a las muchas veces que me llamaba así. Esas reflexiones o esas palabras que nos venían de pequeños, era todo muy nuestro y así se quedaría para siempre. Me puse mis zapatillas deportivas y salí de mi habitación, pude ver como Eyden se le escapó una sonrisa de sus labios, mientras me seguía. Cuando mi madre nos vio, se alegró y nos dio permiso para que esa noche fue la única del cual podríamos decir que sería nuestro último recuerdo siendo tan inolvidables, aunque las cosas no sean como esperamos que sean. Al llegar al muelle nos sentamos al final y estuvimos un buen rato, contemplando el reflejo del atardecer, hasta que Eyden decidió romperlo.

-¿Por qué siento que esta noche va a ser nuestra despedida?

Suspiré pesadamente, antes de abrir la boca y contestarle. Dolía mucho decirlo, pero era lo correcto.

-Porque lo será, aunque duela debemos vivir recuerdos nuevos, con gente nueva. Tú ya has crecido y has vivido más que yo. Por eso cumpliré aquellas mismas palabras que tú me dijiste.

-Pero por eso no quiero que esta noche sea nuestra despedida. Solamente quiero que vivas y no estés pegada a una sola persona por miedo. Quiero verte crecer y vivir, pero sobre todo quiero verte feliz y vivir la vida, conmigo o sin mi.

-No quiero olvidar a mi flor, porque sin ella yo no podría creer en ese sentimiento que tanto me da miedo soltar.

-Vamos a hacer esta noche inolvidable, igual que todas esas noches de verano que creamos juntos.

Sonreí y lo cogí de la mano para así entonces lanzarnos al agua. Estaba helada, pero nos importaba muy poco, reíamos. Después de un rato con la ropa empapada y el pelo chorreando fuimos a nuestro restaurante favorito. Tom, el dueño del local, se echó a reír al vernos, fue entonces cuando su esposa salió de la cocina y al vernos fue rápidamente a por unas mantas y prestárnoslas. Cenamos nuestra comida favorita y otra vez todo fueron risas. Fue la noche que me di cuenta de que alejar a una persona para descubrirte, es lo peor, gracias a ella puedes hacerlo a pesar de querer conocer a más gente o descubrí qué tipo de amor quieres encontrar.

-Nunca dejarás de dar luz a este pueblo, abejita.

-Y tú nunca dejarás de dar caos en ese pueblo, todos te recordarán como el chico que saltó del acantilado y se rompió un pie.

-Los dos formamos calma en este caos.

Él se acercó mucho a mi, en un instante pensé que me iba a besar, pero no lo hizo.

¿me quedé con ganas? Si, pero me dio igual, porque sabía que al día siguiente cuando la viese nos besaríamos, una y otra vez.

EL ARTE DE NUESTRAS VIDASWhere stories live. Discover now