Capítulo 28

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Cuando un rayo de sol golpeó su rostro, Vanesa abrió los ojos y estiró sus brazos hacia los lados mientras soltaba un largo y sonoro bostezo. Le sorprendió el ya no sentirse tan congestionada como el día anterior, el dolor de cabeza había desaparecido.

Estaba en condiciones de regresar a la escuela, aunque la idea no le agradara demasiado.

Aún eran las diez de la mañana, pero haber dormido toda la tarde anterior le había quitado el sueño.

Se removió para acomodarse y quedarse recostada un par minutos más, pero un fuerte gruñido y una presión en su pierna izquierda la hizo sobresaltar.

—¿Tom? —Preguntó con tono bajo cuando lo vio a su lado, completamente extendido y con una pierna encima las suyas, aplastándola.

Toda la otra parte de su cuerpo colgaba en la orilla del colchón. Estaba casi en el suelo.

Vanesa nunca lo había visto dormir, y ahora que lo hacía le pareció completamente adorable, a pesar de que tuviese la boca abierta y toda la mejilla baboseada. La saliva corría por el costado de su cara y humedecía incluso la almohada.

—Tom. —Vanesa lo volvió a llamar, tocándole el hombro débilmente para sacudirlo.

El rubio gimió, se notaba muy incómodo y Vanesa se descubrió para poder bajar de la cama. 

Temiendo que fuese a despertar con un terrible dolor en el cuello y la espalda, rodeó el colchón hasta el otro lado y se arrodilló en el suelo para intentar acomodarlo mejor.

—Dios, estás pesado... —Se quejó hasta lograr que el cuerpo de su amigo se encontrara ubicado correctamente sobre la cama.

La misma manta que ella había usado la lanzó sobre su cuerpo y lo dejó descansar un rato más.  

Mientras, ella se daría una ducha, así que tomó las toallas y su ropa rápidamente para dirigirse al interior del baño. 

Ya estando dentro de la ducha, lo primero que hizo al abrir el grifo fue restregar sus pies. Tom tenía razón, estaban demasiados sucios y cayó de trasero a la tina mientras el agua salpicaba en su cara al intentar asearse.

—¡Uh! —Se quejó, pero se mantuvo en su lugar hasta que acabó. Fue una ducha larga y tranquilizadora.

Le dolía un poco la garganta, pero no sentía alguna otra molestia en el resto de su cuerpo. El sueño se había esfumado por completo y extrañamente Tom se había quedado con ella toda la noche.

Él la había cuidado, se había preocupado porque estuviese bien, no se había ido cuando debía de haberlo hecho solo porque ella se lo había pedido...

Y la había besado. Vanesa se cubrió la boca con las manos para gritar. No quería que la fuesen a oír. Eso sería sumamente humillante. .

Todavía su cabeza no podía procesar bien todo lo que había pasado y cómo habían terminado besándose, pero de todas formas no importaba mucho, estaba feliz, se sentía enamorada de su mejor amigo, de su Nerd favorito.

Hizo un pequeño baile de victoria bajo el chorro de agua y con los ojos cerrados recreó el momento exacto en que Tom le había tomado las mejillas suavemente y había juntado sus bocas inexpertas.

Había sido demasiado para ella. Sentía el pecho inflado, lleno de sensaciones que antes no había experimentado de esa forma.

¿Por qué Tom la ponía así?

Le gustaba, pero eso era demasiado. Estaba casi asfixiándose.

Por ayudarla con Maximiliano, Tom le había regalado a ella su primer beso. Eso era muy importante, Vanesa valoraba mucho lo que él había hecho y se sentía victoriosa, especialmente porque no solo se habían besado una vez, y la segunda no tenía ninguna explicación para ella. Solo había sucedido, como si una sola vez no hubiese bastado.

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now