Capítulo 54

16.6K 1.1K 24
                                    

Estaba muriendo de sueño y sabía que Tom también. Lo podía notar por la forma en la cual muy lentamente iba muriendo su beso. Tenían sus bocas juntas, pero apenas se movían. A Vanesa le parecía casi mentira cuando Tom acariciaba su rostro con la punta de su fina nariz mientras con su mano la sostenía desde el cuello. Era tan cálido y acogedor. Su boca tenía sabor a menta.

Definitivamente no era necesario que Tom se convirtiese en un experto besador para que a ella le gustase, porque aunque seguía siendo muy torpe, lo estaba disfrutando como nada más.

—Vamos a dormir —su voz sonó ronca en la oreja de su amiga, y Vanesa asintió sin necesidad de reacomodarse si quiera para poder caer en un profundo sueño.

Tom deseaba recapacitar, no sabía por qué, pero supuso que si volvía a besar a Vanesa una vez más, ya nada volvería a ser como antes. Temía que eso sucediera, temía que su relación de amistad se apagara de un momento a otro por la culpa de lo que hacían.

No entendía qué había pasado ni por qué. Para él, Vanesa seguía siendo muy poco clara con respecto al tema, y la idea de que ella pudiese realmente sentir algo más que un simple cariño de amigos por él no cabía en su cabeza. Era casi imposible, una broma, muy mala broma. Él no era para nadie, ni siquiera para su amiga, y lo tenía muy asimilado, pero ella lo estaba confundiendo demasiado. Nadie antes lo había hecho, ni Michelle, que había sido la única chica que se había atrevido a confesarle lo que sentía.

Si todo estaba tratándose de un juego entre los dos, era mejor dejarlo hasta donde estaba antes de que alguno saliera lastimado.

Ojalá Vanesa no esperara nada de él, porque no iba a dárselo, ni siquiera sabía cómo hacerlo. Solo era su amiga.

Cuando amaneció, Georg bajó de la cama y los vio a ambos. No supo si gritar para despertarlo y luego preguntar por qué ambos estaban así, o simplemente salir y olvidar todo. Se había decidido por la primera opción, pero la interrupción de Michelle lo detuvo.

Durante la noche, ella había oído cuando Vanesa estaba aterrada por los relámpagos, por tanto sabía por qué ella estaba ahí con Tom, pero cuando ambos habían salido se había dormido y no había alcanzado a oír su pequeña conversación.

Salió de la cabaña junto a Georg tratando de hacer el menor ruido posible, pero ya estando afuera este comenzó un interrogatorio, asumiendo sin razones que Michelle sabía todo lo que sucedía, especialmente a Vanesa con Tom. Y claro que sabía, pero prefirió callarlo. La comprendía.

Cuando la pelirroja despertó se quedó estática al sentir los brazos de su amigo aún abrazándola. Estaba tan cómoda y relajada ahí que no deseaba levantarse nunca.

Tom se mostraba sereno, y por primera vez no lo veía babosear. Aún así, podía conocer la profundidad de su sueño en su manera de respirar.

Ella lo había molestado durante la noche, y aunque él se había comportado realmente desagradable, no la había dejado sola en ningún momento. 

Un nudo le apretó la garganta. No sabía por qué últimamente deseaba tanto llorar. No tenía por qué ser así, Tom estaba con ella, ahora más cerca que nunca, aún así era algo que no podía evitar.

Cuando él se removió, Vanesa cerró los ojos fingiendo dormir.

No sabía cómo verlo a la cara luego de lo que había sucedido. Sentía mucha vergüenza, pero estaba decidida a que era mejor enfrentar las cosas de una vez, porque de todas formas llegaría un momento en que Tom volvería a preguntar.

—Tom... —ella murmuró, viéndolo a los ojos y notando su repentino cambio. 

Tom se sorprendió y su rostro completo enrojeció. No supo qué decirle y ni siquiera se atrevió a moverse.

Le avergonzaba esa cercanía, y más aun recordar cómo se habían besado durante la noche.

Vanesa intentó mostrarse más segura que él. 

—No me mires así, ¿quieres? —dijo ella.

—Es que... yo pensé que... que volverías a tu cama.

—Ah, eso. —Tom se mordió los labios nervioso, y Vanesa decidió sentarse para que él pudiese moverse con más libertad—. Me dormí.

—Bien, no importa.

Pero él no se movió, y Vanesa decidió regresar a su cama de inmediato para así no seguir incomodándolo más.

Tom le permitió salir, y luego de tres minutos de un eterno e incómodo silencio, Vanesa suspiró resignada.

—Tom, por favor, olvida lo que te dije anoche. 

Él no respondió.

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now