Capítulo 43

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—¿Se los has comentado?

—Sí, hace unos minutos estuve hablando con ellas. Nat no irá, no puede…

Georg se encogió de hombros e intentó disimular que aquello no le agradaba. Él se había ilusionado con unas vacaciones junto a Tom, Vanesa y Natalie, especialmente con Natalie. Las cosas con ella era tan perfectas, ella no se pegaba a él todo el tiempo, no parecía un molesto caracol arrastrándose por su cuerpo, y lo miraba de una que lo hacía sentir que estaba completamente enamorado.

—¿Entonces? ¿Qué dijo Vanesa?

—Te digo si tú me cuentas qué sucede.

—Nada, ya te lo dije. —Georg negó lentamente y golpeó un par de veces la espalda de su amigo—. Por poco y debo atarte y ponerte una navaja en el cuello para que sueltes todo. ¿No crees que Vanesa se está comportando extraño contigo? Y eso que me has dicho de lo sucedido hace unos días… ¡Uf!

—¿Qué?

—¡No sé! Que si una chica me dice que me quiere, me la tiro ahí mismo.

Tom rodó los ojos y se sentó incómodo sobre la mesa.

—¿Si Natalie te dice que te quiere… lo harías?

—Pues… no, no creo. —Tom alzó una ceja—. ¡Bueno, no aún! Y no sería así, ¿vale? Hay una diferencia, porque ella me gusta, y yo le gusto… y las cosas no van así.

—¿Te das cuenta que no sabes hablar sobre nada realmente inteligente? Te he contado absolutamente todo y tu lo único que me dices es… yo me la hubiese tirado.

—Bueno, o era ese tal Max o tú.

—¡Georg! —El castaño alzó los brazos en señal de rendición ante el reproche de su amigo. Acabó recibiendo un fuerte golpe en el brazo.

—Bueno, la cosa es que Vanesa sí irá, así que de seguro la tenemos pegada todo el día… es un poco asocial, como tú. —Tom asintió mientras dejaba escapar un largo respiro.

A veces se preguntaba cómo había llegado a convertirse en amigo de ese animal, seguro hubiese sido otro, el golpe le habría llegado directamente en el rostro.

.

—Vanesa, ¿segura que quieres ir?

—Sí, mamá, ya te dije cientos de veces. ¡Max no estará ahí! ¡Ni siquiera está libre en estos momentos! ¿Es que no me vas a dejar tranquila?

—¡No! Y no lo digo solo por Max. ¿Tú sabes cómo es la gente hoy en día? No es lo mismo, quizás sean chicos de tu escuela, pero solo conoces a Georg y a Tom. ¡Natalie no estará contigo!

—¡Diana! —Vanesa bufó y soltó una fuerte carcajada al ver la expresión de pánico de su madre. Sin dudas, le había afectado mucho más lo sucedido que a ella misma. La entendía, era su madre y se preocupaba por ella, pero eso no significaba que ahora no pudiese salir a ningún lado.

Personas como Max podían haber en todos lados, nadie estaba a salvo de ellos.

—Está bien, está bien… Me quedo más tranquila al saber que tus amigos estarán ahí, confío en Tom plenamente, y aunque no lo conozca mucho, en Georg también sé que puedo hacerlo. Lo haré vigilarte día y noche.

—Ya. —Vanesa asintió mientras ordenada dentro de su bolso algunas cosas—. Mamá, recuérdame algo que pueda haber olvidado. —Diana ladeó la cabeza pensativa.

Vanesa estaba acomodando algunas camisetas ordenadamente y metiéndolas muy juntas para utilizar bien el espacio.

—Toallas, lleva más de una si piensas bañarte, al salir te congelarás. ¿Llevas algo con que abrigarte? Camisetas con cuello alto —Vanesa asintió—. Pantalones, lleva algo para que estés cómoda. Calcetas, lleva varios pares por que de seguro se humedecen tus pies en la nieve. ¿Qué traje de baño llevas? ¿El de cuerpo completo o el Bikini?

—Mamá, ese traje de baño no lo uso desde los trece, además está horrible. ¿Cómo crees que voy a usar eso?

—Bien, bien, Bikini entonces. ¡Oh! Recuerda que aunque los días no estén soleados, debes proteger tú…

—¡Mamá!

—¡¿Qué?!

—Ya sé que tengo que usar el bloqueador. —Diana comenzó a rebuscar molesta entre las cosas de Vanesa, no sabía qué cosa, pero estaba un poco ansiosa.

—Tú me has pedido ayuda. Además, ya no quiero que vayas.

—Tarde —Vanesa cerró el primer bolso—. Está cancelado.

—No me interesa.

—Iré de todas formas, papá también me dejó, tomaron la decisión juntos.

—Ropa interior. ¿Llevas ropa interior?

—La ropa interior la pondré en el bolso pequeño.

Vanesa intentaba no reír delante de Diana, pero le causaba bastante gracia su actitud tan sobre protectora. Estaba histérica, se movía de un lado a otro y el asunto de Max aún la tenía estresada. Ella se estaba encargando de eso junto con su padre… por Vanesa que se muriera.

—Recuerda, lleva uno por cada día.

—Ya sé.

—¿Y en dónde tienes el resto de tu ropa?

—Ah… están en la ropa sucia. —Vanesa se encogió de hombros y rebuscó bajo su cama un bolso más pequeño para guardar otras cosas—. Iba a bajarla en un rato, no he tenido tiempo.

—¿Crees que se seque para mañana?

—Seguro que sí. ¿Puedes llevarlos a la lavadora? Sé útil y ayúdame.

—¡Hugh! ¿En qué momento te volviste tan grosera? ¡Soy tu madre y no tu hermana! —Vanesa, sin tomarle importancia, dejó que bajara las escaleras con su ropa entre los brazos para lavarla por ella. A penas terminara se acostaría a dormir. Era tarde y odiaba despertar temprano, pero Tom pasaría por ella a las cinco de la madrugada.

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