Capítulo 29

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Nikolay

La loba siberiana no se está quieta, da vueltas por todos lados sin encontrar tranquilidad y se me hace extraño, pues comenzó cuando se fue mi novia.

—¿Qué le pasa? —pregunta Maximiliano, quien ha llegado de sorpresa al departamento junto a mi madre.

—No lo sé, está así de inquieta desde que Velika se fue —respondo, preguntándome qué pasa, pues no me ha llamado para avisar que ya está en casa.

—Te noto preocupado —dice él, con el ceño fruncido.

—No me ha llamado —Es lo único que digo como respuesta, verdaderamente extrañado.

—Quizás se le agotó la batería del celular o algo así, no te preocupes tanto.

—Hijo, ya te llamará —dice mi madre, quien acaricia mi cabello tratando de que me tranquilice.

Mi celular suena y contesto de inmediato.

—¿Hola?

—¿Profesor Lowell? —preguntan del otro lado, una voz femenina que se escucha entrecortada.

—¿Quién habla?

—Soy... soy Alyna, la mejor amiga de Vell —hace una pausa—. Debe venir ahora, acaba de tener un accidente.

Dejo de escuchar cualquier cosa que pueda decirme a partir de que me da la dirección del hospital.

—Quédense aquí —demando, salgo corriendo para subirme en mi auto y manejar lo más rápido que puedo.

No llegar rápido me genera mucho más estrés, por lo que me paso varios semáforos y posiblemente me he ganado varias multas, pero no me importa.

Al llegar voy directamente con Alyna, quien tiene la cara roja y los ojos hinchados por el llanto, haciendo que me espere lo peor.

—¿Ella...? —comienzo a preguntar, pero se me corta la voz.

—Está inconsciente, se ha estrellado contra otro auto en medio de esta lluvia torrencial —habla como puede.

Pongo mi mano en su hombro e ingresamos al hospital, cuando llego a donde la tienen conectada a muchos cables y con oxígeno, puedo sentir miedo por primera vez en mi vida.

—Nick —dice la señora Alma, quien está igual o peor que Alyna—. No despierta.

—Despertará —aseguro, estando convencido de que esa mujer testaruda no se dará por vencida.

—Es nuestra culpa —susurra, entre sollozos.

Comienza a contarme cada cosa que ha contribuido a que mi chica termine en una cama en estado grave.

La mirada que le doy al padre de Velika es de pura rabia, y la misma rabia la tengo conmigo mismo al no haber aclarado las cosas.

—Familiares de la paciente Velika Mancini —dice un doctor, por lo que todos van hacia él—. La hemos estabilizado, tiene varios hematomas, rasguños y tardará al menos un par de días en recuperar el conocimiento.

Tengo que sentarme para tomar aire y pensar fríamente en lo que puede suceder a causa de este accidente.

—Ella se pondrá bien, ¿cierto? —pregunta Alyna a mi lado—. Esa tonta no se puede dar por vencida.

—No lo hará —respondo.


°°°

El peso en mi pecho al pasar el día es más grande y la culpa se triplica, ella no estaría allí si hubiésemos sido claros desde el inicio.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora