Capítulo 20

874 98 32
                                    

Para entrar en contexto recomiendo releer el capítulo anterior.

°°°

Velika

—¿Qué tal tu vida con quien debía ser mi esposo? —pregunta la mujer que está detrás de mí, y no respondo—. ¿Te comieron la lengua los ratones?

Me volteo lentamente y el arma apuntando a mi cabeza hace que quiera hacerme pis encima.

Calma, calma.

¡No puedo calmarme!

—Cuánto tiempo, viento —digo, tomando mi papel de siempre.

Ahora es rubia y todo lo demás me cuadra, la misma chica que tropezó conmigo, la misma que nos estaba espiando.

—Así que eras tú, todo este tiempo fuiste tú la que envió las amenazas —digo, con algo de amargura en mi voz por no haberme dado cuenta y ser tan confiada.

—¡Bravo! Parece que al fin conectas los puntos —responde con una sonrisa burlona—. Ya me estaba empezando a aburrir el hecho de no poder tenerte tan cerca como quería para hacerte pagar todas las que me hiciste.

—Yo no te hice nada —Ella hace una mueca.

—Rarita, parece que tú tienes algo que es mío —Sonríe de lado mirando mi vientre, logrando que el miedo que siento sea mucho más grande—. Así que lograste que te dejase embarazada para retenerlo.

—No sabes lo que dices —susurro, tratando de marcar al número de emergencias cuando me da la espalda.

Nunca le des la espalda a tu enemigo, esa es una regla primordial.

Se nota que esto no es lo suyo.

Chasquea la lengua varias veces mientras toma asiento en uno de los taburetes de la cocina—. Sé muy bien lo que digo... Toda esta vida que has estado teniendo me pertenece, ¿sabes por qué?

Niego lentamente acercándome hacia ella cuando me lo pide.

—Vamos a ilustrarte... —Gira sobre sí misma en el asiento—. Si recuerdas que tienes un padre, ¿no? —Asiento lentamente con la cabeza.

>>Bueno, todos tenemos una ambición en esta vida, y la suya es ser el empresario más rico de entre toda su competencia; como debes saber, te vendió a Iván, pero a mi me dio a tu hijo a cambio de ayuda.

¿Qué ha dicho?

¿Tengo un padre o un verdugo?

—¿Por qué haces todo esto? —pregunto, queriendo ganar tiempo en tanto escuchan a través del teléfono lo que está pasando.

—Hummm déjame pensar... —hace un ademán de estar pensando su respuesta—. Ah sí, porque me parece muy divertido quitarte todo lo que amas, tal cual hiciste conmigo.

—Tú no tienes la capacidad de amar a nadie, estás enferma —respondo, enarcando una ceja para enmascarar que me están temblando las piernas.

—Puedo amar mucho más que todos —dice, pasando sus dedos por el arma que tiene—. Bueno, ya me cansé.

Me apunta de nuevo y me agarro del filo de la isla de la cocina.

—¿No te bastó con arruinarle la vida al anterior profesor? —pregunto, tratando de distraer su atención, pero lo que obtengo es su enfado.

—¡Cállate, no sabes nada de eso! —responde, y sé que he tocado un punto sensible.

—Oh, vaya que lo sé —digo—, supe de primera mano que gracias a ti perdió su trabajo al haberte quedado embarazada de él sin que supiese.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora