Epílogo

839 79 34
                                    

Si Wattpad te trajo aquí, déjame decirte que hay un último capítulo por leer.

°°°

1 año después

Velika

—¡Bebé en fuga! —exclama mi abuela cuando Tyler se escapa de sus brazos para poder llegar hasta mi dando pasitos cortos, pero seguros.

—¡Ayuda! —exclama Ly, quien se está volviendo loca con Alexander, mismo bebé que ahora la tira del cabello.

—¡Alex! —lo regaño, ganándome que frunza el ceño y que su padre le dedique una mirada de advertencia.

—Uy, creo que se ha enfadado —dice Ly, entregándole mi hijo a mi ahora esposo.

—¿Qué hablamos sobre eso? —le pregunta a mi niño, quien hace un puchero para después agachar la cabeza.

Como padre, Nick era el mejor, para él no había cansancio y siempre estaba cuando sus hijos lo necesitaban.

Como esposo... Es simplemente todo lo que quiero en mi vida.

Los gemelos eran una copia exacta de él, pero con el cabello casi rubio, sacando los genes de sus bisabuelos.

—Mamá —murmura Alex, quien se tira a mis brazos para llorar desconsolado por el regaño que le ha dado su padre.

—Ñooo —dice Tyler, quien pelea para ser el único que esté en mis brazos.

—Ni para el uno, ni para el otro —dice Nick, tomándolos a ambos para dejarlos con mi abuela y poder abrazarme—. Para mí solamente.

—¿Por qué los haces llorar? —le reclama Soph, ingresando junto a Emiliano y Bruno.

—Porque es un pobre insensible que no tiene reparo en hacer llorar a sus propios hijos —dice Emi, y Bruno lo apoya asintiendo con la cabeza varias veces.

—¿Verdad que no soy así, niños? —le pregunta Nick a sus hijos.

Los dos estallan en un llanto que nos lleva dos horas poder calmar porque sí, también tienen un padre que de vez en cuando los molesta.

—Nosotras nos vamos —dice Alyna, quien sonríe al momento de venir hacia mi—. Cuando se vayan les pediré posada, no los quiero dejar ir.

—Eres bienvenida siempre que quieras ir —dice Nick, dándole un abrazo.

—¿Quién es mi nieta favorita? —pregunta mi abuela, a lo cual alzo la mano y me aferro a ella—. Cuídense mucho.

—Ustedes también —respondo, dejando que vaya a donde Nick.

—Gracias por cumplir lo que prometiste —susurra, lo suficientemente alto para que yo pueda escuchar.

—A usted por confiar en mi —responde mi esposo, quien le dedica una de esas sonrisas que derriten a cualquier mujer.

Ambas se van en el auto de Ly, dejándonos en absoluta paz, teniendo en cuenta que mis hijos están profundamente dormidos.

Bueno, casi absoluta paz.

—¡Cuñada! —exclama Emiliano, saltando sobre mi para abrazarme fuerte—. Todavía lo puedes dejar y venir conmigo, no me quejaría.

Suelto una carcajada por sus ocurrencias, pero termino con las manos en mi boca tratando de no reírme más al ver cómo Nick le da un golpe suave en la nuca... Aunque a mi cuñado le parece que ha sido el golpe más fuerte del universo.

—¡Te quiere dejar sin cuñado favorito! —grita en medio de risas que lo ponen rojo, ellos se demuestran amor de una manera muy rara.

—Ja, ¿favorito? —inquiere Bruno, dejando su brazo sobre mi hombro—. ¿Verdad que yo soy tu favorito, Vell?

—Cállense que su favorito soy yo —les refuta mi esposo—. ¿Verdad, amor?

—¡Malévolo cucarachón tiene sentimientos! —lo molesta Emiliano.

—Cállate, envidioso —susurra, soltándolo de una vez por todas.

—No tengo nada que envidiarte, hermanito —responde el gemelo que es mucho más molestoso con Nick.

—Bueno, ya, vamos que se les hace tarde —les digo a ambos chicos, quienes se despiden de mi plantando un beso cada uno en mis mejillas, desencadenando el lado celoso de Nick.

—¡Ya supéralo! —exclaman ambos cuando cierran la puerta y los vemos subirse a su auto riéndose de todo lo que hacen para enfadar a su hermano mayor.

Voy hacia la cocina a tomar agua, me deshago de mis tacones para poder estar descalza e ir hacia la oficina de Nick en busca de mis lentes.

—Señora Lowell —me llama él, tomándome de la cintura cuando me tiene contra el filo de su escritorio.

—¿Sí? —pregunto, apoyando mi espalda en su pecho y ladeando mi cabeza para dejarle el paso libre a mi cuello.

—Está usted muy hermosa —susurra, mordiendo el lóbulo de mi oreja, acción que envía miles de sensaciones por mi cuerpo.

—Siempre lo estoy —respondo, comentario que lo hace sonreír sobre mi piel e ir desatando los tirantes de mi vestido—. ¿No le da miedo que nos vean, señor Lowell?

—Que miren lo que no pueden tener —responde en medio de un mordisco a mi hombro—, esta noche y las que siguen son para mi esposa.

—¿Solo las noches? —pregunto, volteando lentamente.

—Por el día somos de nuestros hijos —dice, me deshago de su camisa—, por las noches me encargo de compensar cada momento que no estamos juntos.

—Quién diría que serías tan romántico —lo molesto, ganándome un empujón de sus caderas cuando me tiene donde quiere, haciéndome jadear.

—Contigo —Me mira fijamente en tanto quito algunos mechones de cabello que siguen interfiriendo en que me mire bien.

—Y solo conmigo, Nick.

La vida junto a él era mejor de lo que pude imaginar, teníamos nuestros momentos de discusiones, pero nada que no se arreglase con una buena conversación.

No podía pedir nada más, no cambiaba nada de lo que habíamos pasado para llegar hasta aquí y ver todo lo que logramos juntos.

Soy feliz.


°°°

Yo no estoy llorando, ustedes sí.

Síganle a la nota final, tengo mucho por decir.🥺🥺🥺

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora