Capítulo 21

844 86 11
                                    

Nikolay

Sostengo entre mis brazos a uno de los gemelos, Alexander, quien hasta ahora me ha demostrado que tiene el mismo carácter que yo.

—Papá está aquí —le susurro cuando empieza a llorar estruendosamente, cosa que no lo calma hasta que es su madre la que lo toma en brazos para darme a Tyler.

—Mi bebé gruñón —le dice con una sonrisa, dejándome intrigado con el nivel de manipulación de mi propio hijo—. ¿Qué?

—Te está manipulando —le digo, con una mueca.

—Él no sabe lo que es eso, ¿verdad, guapo? —le habla con una voz melosa que solo utilizaba conmigo—. No puede ser, ¿estás celoso?

—Para nada —respondo, sacándole los gases con cuidado al ser tan pequeño que yace sobre mi pecho.

—No es posible —Suelta una carcajada, tan divertida por la situación que no me hace nada de gracia.

Hago a un lado ese pensamiento para admirar que después de tres semanas ella se encuentra mucho mejor, y mis hijos cada día están más fuertes.

—Sabes que te amo —murmura, dejando un beso en mis labios cuando coloca a Alexander nuevamente en la incubadora.

—Ajá —respondo, imitando su acción con el otro gemelo.

Ellos tenían que permanecer aquí hasta que puedan ir con nosotros a nuestro hogar, hoy le daban de alta a mi novia después de haber estado en observación.

—Me quedaré hasta más tarde, no los quiero dejar todavía —me dice cuando la tomo por la cintura para abrazarla con cuidado.

—Tengo que hacer algo, vendré por ti en dos horas —Me mira y asiento con la cabeza, dejándole claro que voy a donde ella no quiere que vaya—. Es necesario.

—No hagas nada estúpido —me pide, aferrándose a mi pecho.

Dejo un beso en su frente y me encamino hacia donde está la autora intelectual de todo lo que ha pasado.

—Buenas tardes —saludo en recepción, ya saben quién soy y a lo que vengo.

Me guían hasta una habitación en donde me encuentro con una persona totalmente diferente a la que conocía, misma persona que está esposada a la mesa.

—Hola, Brisa —digo, ella levanta su mirada y me dedica una sonrisa.

—Has venido a llevarme contigo, ¿verdad? —pregunta, pero niego con la cabeza—. Entonces vienes a preguntar por qué hice todo lo que hice.

—Exactamente —concuerdo.

—Solo quería tener lo que ella sí pudo —dice, mirando hacia la nada y tranquila—. Quiero lo que perdí, y tú te pareces tanto a él... Solo sé que debemos estar juntos para poder tener a nuestro bebé.

—¿A quién me parezco? —indago, queriendo que sea ella misma la que me diga todo.

—A Víctor, el profesor que fue despedido por mi culpa —responde, esta vez mirándome fijamente.

—¿Por qué fue tu culpa? —Ella se remueve en su asiento, demostrando incomodidad.

—Ideé un plan para quedar embarazada sin que él lo sepa —Por un momento sus ojos se ponen turbios—, rechazó a nuestro hijo y una semana después lo perdí.

Esa es la razón de todo su comportamiento.

—No soy él y Velika no tiene la culpa —La miro fijamente—. Él era tu profesor y tú quisiste retenerlo con un embarazo no deseado en su vida.

Forbidden Love ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora