49.

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Anocheció.

Había pasado todo el día encerrado en esta habitación mirando el vacío en mi cama, se suponía que él tendría que estar ahí como siempre.

Jorge entro a decirme que era hora de la bienvenida, salí por primera vez en las veinticuatro horas que llevábamos ahí, miré todo, era bonito, me recordaba al área, aunque con muchísimas personas más.

Me senté alejada de todos, escuchando el discurso de Vince, cuando el termino todos comenzaron a celebrar, mire a mis amigos felices conviviendo. Me puse de pie y caminé hasta la enorme roca tomando la daga que había dejado Vince, tallé su nombre letra por letra, N, E, W y T. Newt. Tallé su nombre al centro, cuando termine pasé mi mano sobre este, queriendo volver a sentirlo.

Una lagrima cayó por mi mejilla, bruscamente la quite y me giré, detrás de mi estaban Minho y Thomas, los esquive y regresé a mi habitación. Era diferente, era mucho más bonita y cuidada que la del área, pero no me gustaba, de hecho, pensaba que era horrible, él no estaba ahí y eso me hacía odiarla.

Me quité su chaqueta que aun llevaba puesta, la guardé con cuidado en el armario que habían construido ahí, sentí que era lo más preciado y frágil que tenía.

Me senté en el suelo, recargando mi espalda sobre la pared de madera. Me aterraba la simple idea de ir a la cama, no quería estar ahí si él no estaba.

Las memorias con él se reproducían en mi cabeza una y otra vez, aun podía escuchar su risa, aun podía sentir su cabello rubio haciéndome cosquillas en la frente, sus manos acariciando las mías.

La puerta se abrió sacándome de mis pensamientos, era Thomas.

—Levántate —dijo cerrando la puerta.

Lo hice, me rodeo con sus brazos y acaricio mi cabeza, me aferré a él y comencé a llorar de forma desconsolada.

—Duele —dije—. Duele mucho, Thomas.

—Lo siento.

No dejamos de abrazarnos por varios minutos.

—Han pasado días y no has salido de aquí. Ni siquiera estas comiendo —dijo mirando los platos con comida que me había estado trayendo—. No puedes seguir así.

—No puedo hacerlo sin él. Lo necesito. Es como si mi alma estuviese quemándose.

Thomas me llevó a comer algo, la comida ni siquiera me supo a algo, solo lo hice porque sentía la mirada de mis amigos, ellos ya estaban sufriendo, no quería ser una carga más.

Después de darme una ducha y cambiar mi ropa aparecieron Thomas, Minho, Gally y Sartén en mi habitación, cada uno me abrazo haciéndome volver a llorar.

Tam se acercó y puso el collar de Newt en mi cuello, además de darme un par de hojas, solo dijo que lo tomara con calma y se fueron.

Tomé las hojas y salí temblando, caminé varios metros alejándome, me senté en el suelo bajo la luna mirando las hojas, era de él, era su letra descuidada, era una carta. Deje de respirar, me tomo varios minutos poder empezar a leerla.



Querida Argelia.

Desde el momento en que te vi en la caja cambiaste mi mundo por completo, con tus extrañas preguntas, tus chistes malos, tu cara molesta cada que me reía de tu altura. Gracias.

Tu simple existencia hizo que quisiera mantener la mía, fuiste como un rayo de luna entrando por la ventana en medio de la noche iluminando todo.

Quiero que sepas que yo estoy tranquilo, no estoy asustado. Y te pido que tú tampoco lo estes, eres más valiente y fuerte de lo que piensas, eres más valiente, inteligente, fuerte y capaz que todos nosotros, solo sigue adelante sin mí, es tu momento de ser feliz.

¿Recuerdas la noche en que te prometí que era para siempre? No estaba mintiendo, esto es para siempre, tal vez no sea el para siempre que los dos deseábamos, pero para siempre serán nuestras miradas, para siempre serán nuestras risas, para siempre serán tus labios rozando los míos, para siempre tu mano sobre la mía, para siempre nuestras risas, nuestro amor será para siempre, tú y yo somos para siempre.

Te amo para siempre.

Newt.






Fin.

Forever | Newt |Where stories live. Discover now