18 días antes.

283 12 3
                                    

Antes de comenzar a leer, demos las gracias al fabuloso y divino Manolo (@AnnaRois) por la portada de este libro.
Te quiere,
Manu.

  ---------------------------------------

La vida es como un libro, ¿no creéis?

Lo abres, transcurre una determinada historia y lo vuelves a dejar cerrado, cogiendo polvo en la estantería de la habitación y siendo reemplazado por otros más modernos. Aunque, a veces, ese libro nunca se cierra.

Me llamo Lucas. Un nombre común para una persona común. Este es mi libro, mi historia. Para comenzar a contaros no me puedo saltar páginas, así que empecemos por el principio.

Nací un lluvioso 1 de junio de 1997. Estaba granizando, según me cuenta mi madre, así que achaco mi idotez a que un granizo me cayó en la cabeza esa misma noche.

Algunas veces creo que los médicos exageran las cosas para darle un punto dramático a su vida. Según le dijeron a mis padres, era probable que tuviese problemas respiratorios, al menos en mis primeros meses de vida. Pero aquí estoy, no me pasó nada en ningún momento.

Mis padres son Carly y Jamie, dos grandes apasionados del cine. Cuando tenía 8 años, decidieron que querían tener otro hijo, pero por alguna razón que yo no sé y, si lo sé, no me acuerdo, mi madre no podía concebirlo. Intentaron adoptar uno y, año y medio más tarde, se lo concedieron. Así apareció Rei en mi vida, un chico de origen japones y que me ha dado compañía estos últimos 8 años.

Hace 7 años, me presentaron a un chico llamado Tom, aunque yo le llamo Tommy, se pica mucho cuando lo hago. Es mi mejor amigo desde entonces.

Es bajito, está obsesionado con ir al gimnasio porque, según él, compensa la altura y liga más, pero yo no me lo creo.

La verdad, no sé cómo acabamos siendo amigos, simplemente surgió. Nuestros gustos son muy parecidos, aunque en contadas cosas no se parecen en nada.

Muchas veces entrar en su habitación es como entrar en otra parte del mundo. Las estanterías están llenas de discos de grupos japoneses y, a decir verdad, no estoy seguro de qué color es su pared; está totalmente cubierta de posters. Todos los días, a todas horas, me dice que quiere ir a Japón, conocer su cultura y ver con sus propios ojos esos cerezos tan conocidos. Pero por ahora se tiene que conformar con ir a mi casa y contemplar a mi hermano imaginando que está allí.

18 días antes.
+ ¡Eh, mira, Luc!- me grita mi hermano desde detrás.

+ Miro...

+ ¡Pero mírame! ¡No me estás mirando!

+ Rei, te he mirado ya 8 veces.

+ Sí, pero esta vez es distinta, ¡está más alto!

Le acababan de enseñar en el colegio a saltar al potro y ahora me hace mirar cada vez que ve un pitocho en la acera de la calle.

+ Lo has hecho muy bien, Rei. Pero ahora vamos, date prisa, mamá se empezará a preocupar si no llegamos pronto a comer.

Al llegar a casa, el olor a pollo asado nos recibía desde el jardín. Mamá y sus delicias. Esa tarde tenía mi primer examen de selectividad y ella, para darme ánimos, había hecho mi comida favorita.

+ ¿A qué hora tienes el examen, hijo?

+ A las seis. He quedado con Tommy a las cuatro, nos gustaría repasar un rato antes de entrar.

+ Está bien. Deséale mucha suerte de mi parte.

Eran las cinco y media, los nervios nos consumían y ya no sabíamos cómo colocarnos. Estábamos repasando en la biblioteca de la universidad donde tenían lugar los exámenes de selectividad.

+ Oye, salgamos un rato fuera. Estoy cansado.- le pido a Tom.

Fuera, en los escalones del recibidor, la gente estaba sentada. Unos charlaban tranquilamente (como se notaba que no tenían examen). Otros, sin embargo, se mordisqueaban las uñas hasta que ya no quedaba ni rastro de ellas.

El examen nos fue bien. Supongo que habíamos estudiado bastante y eso nos hizo verlo más fácil de lo que era.

"He de decir que me esperaba lo peor" repetía continuamente Tom durante el trayecto a casa.

Los siguientes dos días fueron iguales: estudiar, selectividad, estudiar, selectividad... Aunque algo raro estaba pasando por mi mente.

Lucas.Where stories live. Discover now