12 días antes.

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- ¿Hemos llegado ya?

- No, Rei, aún queda un rato. Duérmete.

Estábamos en el coche de camino a la playa. Tommy estaba dormido con los cascos puestos (estoy seguro de que iba escuchando música japonesa) y una bolsa de patatas en sus piernas, y yo estaba delante con mi madre mirando el paisaje que íbamos dejando atrás.

No tenía nada especial, estábamos en autovía, pero me gusta mirar por la ventana cuando voy de viaje.

Al final, no sé en qué momento del trayecto fue, me quedé dormido apoyado en la ventanilla.

- Venga chicos, despertad. ¡Hemos llegado! - dijo mi madre dando golpes al claxon. - Nos esperan unos días fantásticos en la playa.

El apartamento estaba en primera línea de playa.

Al llegar no hicimos nada especial. Colocamos las cosas en la casa, hicimos las camas y calentamos la comida.

Estábamos cansados, pero la playa hacía que esa sensación desapareciese. Tras comer, fuimos corriendo a la orilla y nos mojamos los pies.
- Papá vendrá a la noche, así que aún tenéis tiempo de dar una vuelta por el paseo marítimo antes de ir a casa. - Dijo mi madre.
Mi padre trabajaba por la mañana, nos dijo que él vendría en el otro coche por la noche. Y así fue.
- Chicos, ¿qué os parece ir a ver una película? Hemos oído que ponen películas muy buenas en la filmoteca por la noche.
- ¿Hay de miedo, papi? - preguntó ilusionado mi hermano.
- ¿Estás seguro de que quieres ir a ver una de miedo, Rei? Luego no vas a dormir.
- Yo duermo con él esta noche si es necesario, a mi también me apetece ver una. - Dije en tono ilusionado.
- Está bien, está bien. ¿Y tú cual quieres ver Carly? - preguntó él.
- Una del oeste, hace mucho que no vemos una y siempre nos han gustado. - respondió mi madre.
- Vale. Chicos, si cuando salgáis no estamos, esperad cerca de la taquilla.
No fue nada del otro mundo, era una de estas películas que sabes en qué momento te vas a asustar y cómo terminará. Pero aun así no estuvo mal.
Al final tuve que dormir con Rei. Él sí había pasado miedo y a mitad de la noche vino a mi habitación y se acostó conmigo.
Aunque era verano y estábamos dos en la misma cama, yo tenía frío.
- ¿Luc? - dijo mi hermano con un hilo de voz.
- ¿Si?
- Estás temblando y no puedo dormir.
- Lo siento, no me había dado cuenta.
La cabeza me dolía, el cuerpo me temblaba de frío y no paraba de toser. Supuse que era un constipado, así que lo pasé por alto. Aún así no pegué ojo en toda la noche.

Lucas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora