13 días antes.

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Desde la perspectiva de Tom:

Impresionante.

Simplemente impresionante.

Esa noche no pude dormir, no podía dejar de pensar en lo ocurrido en casa de Luc. ¿Quién me diría a mí que después de tres años queriéndole él podría sentir lo mismo? ¿De veras no lo notaba?

Estuve toda la noche en vela, mirando las fotos que tengo colgadas en el corcho de la pared de la habitación. Había fotos de todo tipo, pero sobretodo había fotos de Luc conmigo haciendo el tonto.

Pero había una foto que me gustaba de una forma distinta al resto. Era del año pasado, en mi cumpleaños. Luc me hizo una tarta con una imagen de una serie anime que me gustaba mucho en aquella época. La verdad es que mi obsesión era tan exagerada que hasta me la puso en una tarta.

Pero lo gracioso no fue eso.

Recuerdo que todos los días me decía que estaba harto de esa serie y por eso me sorprendió que la pusiese en el pastel. Más me sorprendió cuando, entre risas, me la estampó en la cara y me dijo: ¿¡Sientes cómo te restriego la serie por tu cara!? Entonces alguien echó una foto en ese momento y aquí está, en el corcho de mi habitación. Ese momento fue uno de los mejores que he pasado con él, nunca pensé que podría reírme tanto.

No sé en que momento de la noche me quedé dormido, pero eso sí, dormí como un angelito.

- ¡Despierta dormiloooooooón!- dijo alguien tirándome del pie.

- ¿Qué coj...?-  Y un beso interrumpió la desagradable expresión. - ¿Luc? ¿Qué haces aquí?

- Bueno, tu madre me ha dejado entrar. Además, es la una del mediodía, no sé que haces aún dormido.- dijo sonriendo.

¿Cómo podía ser tan adorable?

- Ven aquí, anda. - Y tiré de él para tumbarlo en la cama conmigo. - Mi madre se va ahora, quédate a comer.

- No puedo, tengo comida hecha ya en casa, Tommy.

- Me da igual, ¿me vas a dejar sólo?- dije provocándole.

No se como lo hice, pero al final se quedó. Comimos unos macarrones del día anterior, toda una delicia.

- Oye Tom, me ha dicho mi madre que mañana nos vamos a pasar unos días a la playa.

- ¿Vuelves antes de que me vaya yo de vacaciones?

- Es posible, pero a donde quiero llegar no es a eso.

- ¿Entonces?

- ¿Te quieres venir con nosotros?- Preguntó.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Bueno, me hace ilusión ir a la playa contigo. Además, me lo ha dicho mi madre para que no me aburra allí solo.

- Se lo preguntaré a mis padres, es posible que me dejen.- Dije lanzándole un beso al aire.

Y así fue, llame a mi madre y me dio el visto bueno.

Esa tarde fue bastante calurosa, pusimos el ventilador y, como de costumbre, empezamos a cantar delante de las hélices para distorsionar nuestras voces, jugamos al FIFA y salimos a comprar recursos para el camino en el coche de mañana.

Eran las siete y media cuando volvimos a casa.

- Estoy agotado, nos hemos recorrido toda la ciudad para buscar la caja de chocolate que tú querías- Dije soltando las bolsas encima de la encimera de la cocina.

Se tiró en el sofá y se hizo el dormido.

Al verle allí, tumbado boca arriba y con una sonrisa pícara en los labios no pude detenerme.

Me acerqué al sofá despacio, apoyé mis rodillas a cada lado de su cuerpo y las manos a cada lado de su cabeza y le miré. Abrió los ojos, subió las manos a mis caderas e hizo presión hacia sí mismo para acercarme a él. Me encantaba cuando hacía eso.

Mi cuerpo se fue presionando despacio contra el suyo.

Su respiración estaba acelarada, al igual que la mía.

- Me gustas mucho, Luc.- dije en un susurro. Me acerqué a sus labios y le besé.

Sus manos subieron por mi espalda y me quitó la camiseta. Empezó a acariciar suavemente mi columna vertebral, subiendo a la nuca y volviendo a bajar.

Mis manos fueron a su hebilla del pantalón, la desabroché y me deshice de ellos. Estuvimos un rato así, mirándonos, sonriéndonos y besándonos.

Cada beso que nos dábamos, cada roce, cada mirada, cada sonrisa, me excitaba más, y, según vi, a él también. Desabrochó mis pantalones y me los quitó. Yo llevaba unos boxers rojos, su color favorito. Pude ver como sonreía con las mejillas sonrojadas.

No recuerdo cómo pasó. Los dos estábamos sin ropa, completamente desnudos. En algún momento del beso surgió. Él se estremeció debajo de mí y agarró mi pelo cerrando los ojos. Yo agarré el forro del sofá con fuerza y comencé a hacer movimientos suaves.

Mis labios bajaron de sus labios a su cuello, del cuello al pecho y volvieron a subir.

Todo pasó como a cámara lenta.

El mejor momento de mi vida pasó a cámara lenta y puedo recordar cada detalle.

Lucas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora