Como el cristal.

84 10 8
                                    

Me puse rápidamente unos pantalones y una camiseta y salí corriendo directo al hospital.
La lluvia me empapaba el cuerpo y los charcos me impedían correr más rápido, pero a pesar de todo eso no me frené.
El hospital pillaba a dos manzanas de mi casa, por lo que no tardé más de 5 minutos en llegar.
Al llegar a su habitación no me dejaron pasar. Varios médicos entraban y salían, todos con nerviosismo.
«Que alguien me diga ya algo, por favor» supliqué a nadie en concreto. Las manos me sudaban y no paraba de mover rápido la pierna.

Entonces pasó.
«Lo siento» escuché decir a un médico.

Y me rompí. Me rompí como una figurita de cristal, como creí que lo haría Lucas cuando le sostuve la mano.
Me ahogaba y nadie me salvaba; él ya no estaba.

Lucas.Where stories live. Discover now