14 días antes.

136 10 4
                                    

Me desperté cansado. Cansado y agobiado. La noche anterior no había bebido, ni siquiera me había quedado en la fiesta.

¿Qué le diría ahora a Tom?

La cabeza me daba vueltas. No tenía ni idea de qué me pasaba. Si no me gustaba la chica pero lo que sentí fueron celos... Entonces... Pero... Es mi mejor amigo. No, no, no, no. Era imposible. ¿Por qué estaba pensando aquello?

Ya había estado con chicas antes. Y me había gustado, las había querido realmente. Pero esta sensación nunca la había tenido antes.

El corazón me latía muy deprisa. ¿Y ahora qué? ¿Cómo le explicaba yo eso a Tommy?

No podía llamarle y decirle: "Oye, verás, Tommy. Ayer me fui de la fiesta porque me gustas." No. Mejor no se lo diría. Además, no tenía por qué ser eso.

Al final acabé diciéndole que no me encontraba bien. Supongo que se lo creyó, aun así, dijo que pasaría a verme esa tarde para ver como estaba.

La mañana fue simple; la pasé entera tumbado en la cama con el ordenador.

Eran las cinco de la tarde cuando sonó el timbre.

+ ¡Ya voy yoooooo!- dije en alto (No sé a quién, estaba solo. Costumbre, supongo) y bajé corriendo las escaleras.

Allí estaba Tom, plantado en la puerta de mi casa para saber cómo estaba, cuando, en realidad, no me pasaba nada.

+ Hola Tommy, pasa. Vamos arriba.

Me estaba empezando a poner nervioso. Esta sensación me estaba matando.

¿Por qué? Hasta ahora siempre habíamos sido amigos, siempre nos habíamos tratado como tal y era con la persona que más confianza tenía, pero todo estaba empezando a cambiar. Mis pensamientos estaban empezando a cambiar.

Al llegar a la habitación lo primero que hizo Tommy fue tumbarse en la cama. Mientras, yo colocaba un poco la habitación, estaba hecha un desastre.

+ Bueno, ¿qué tal estás? ¿Mejor?- me preguntó.

+ Si, ya estoy mejor. Era un simple dolor de cabeza. ¿Qué tal os fue anoche?

+ Bastante bien. Estuve con una chica. Jenn, la de primero. Bueno, a decir verdad, nos liamos.

+ Vaya, pensé que no te gustaba.

+ Y no me gusta, pero se lanzó y ¿qué iba a hacer yo? Tampoco está tan mal.

+ Ya bueno, supongo que es un simpl...- en ese momento todo el cuerpo me dio un vuelco. Estaba de pie ordenando la mesa cuando la respiración se me empezó a entrecortar al sentir unas manos sobre mis caderas. Tom tenía sus manos en mis caderas, para ser más concreto. Su cuerpo estaba entero pegado al mío y podía sentir su respiración tranquila en mi nuca.

¿Qué estaba haciendo? ¿Qué estaba pasando?

+ Tommy...

+ Sé por qué te fuiste, Luc- dijo en un tono suave.- Te vi, y entonces me di cuenta.

+ ¿Qué?- Dije con la respiración aun más nerviosa.

+ ¿Quieres tranquilizarte? No pasa nada.

+ Tommy, no... Yo...

+ Eh, Luc. Voy a confesarte algo, ¿Está bien? Pero primero quiero que te calmes.

+ Vale.

Con sus manos, de una manera muy suave, giró mi cuerpo hasta que quedé frente a él. He de admitir que estaba guapísimo.

+ El otro día, en los escalones de la universidad, me empecé a poner nervioso mientras estudiábamos. No era el examen, no sabía lo que era. Pero anoche, supe con certeza a qué venían esos nervios cuando te vi irte. Supe que eras tú el que me los provocaba. Tu cercanía. Me enfadé conmigo mismo al haber respondido al beso de esa chica. Incluso la dejé allí plantada. ¿Qué culpa tendrá ella, verdad? Entré en el local y les dije a todos que me iba, que no tenía buen cuerpo. De camino a casa paré por la tuya, tenías la luz encendida. Pensé en llamar, en contarte lo que había pasado, pero no sabía si hacía lo correcto al decírtelo. No sabía si eso rompería o distanciaría nuestra amistad.

»Pero ahora, cuando te he agarrado y te has puesto nervioso pero no te has apartado, no he podido evitar contártelo. Y quizás me equivoque y no es como yo pienso, pero no me arrepiento de haberlo hecho, Luc.

+ Yo... No sé qué decir, Tom. - Nuestras miradas se cruzaron y entonces entendí que ¿para qué hay que decir nada? Por lo que vino después, supuse que él había pensado lo mismo que yo. Sus manos, aún en mis caderas, me acercaron más a él. Subí la mano por su camiseta y la agarré, apretándole más a mí.

Entonces noté como él se ponía nervioso, los dos sabíamos qué iba a pasar, pero aun así no podíamos controlarlo. Nuestras respiraciones, rápidas y entrecortadas, se juntaban haciendo una banda sonora en el poco hueco que quedaba entre nuestros labios.

No sé en qué momento pasó, ni quién fue el que se lanzó, pero nos besamos. Fue lento, pero suave.

Bajé mis manos a la parte baja de su espalda hasta que empecé a bajarlas por su pantalón.

+ Qué atrevido, Luc.- me dijo con un tono divertido, y me guiñó el ojo.

+ Tú tampoco te cortas.- Dije señalando con la mirada sus manos. Estaba subiendo mi camiseta, ambos deseando que me la quitase de una vez. Y así fue. Dio un tirón hacia arriba, la lanzó al suelo y me besó más apasionadamente.

Nuestros pies se dirigían solos hacia no sé donde, hasta que caímos. Nos dirigíamos involuntariamente hacia la cama.

Fue un golpe suave, y él, con sus labios pegados en los míos susurró algo que no llegué a escuchar seguido de una sonrisa.

Lucas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora