4 días antes.

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Iba a verle cada día. Solía estar dormido, pero algunos ratos cuando le pillaba despierto me quedaba hablando con él.
Eso le daba ánimos. Le contaba todo lo que pasaba por la pandilla: quién se había liado con quién, que le daban saludos, que se acercarían a verle, que Fulanito se había sacado el carné de conducir al fin, que dos amigas habían discutido porque una le había prestado ropa a la otra y ésta se lo había manchado con tinto en una fiesta... En fin, le puse al día.
Él me escuchaba muy atento, como si fuese la noticia más interesante que le habían dado jamás.
- ¿Sabes que me he empezado ese anime que te gusta tanto? - me dijo entusiasmado. O bueno, con todo el entusiasmo que se puede tener en un hospital.
- ¿¡QUEEÉ!? CUENTAME, ¿POR QUÉ CAPÍTULO VAS?
Se rió por mi ilusión. Parecía un niño.
- Aún voy por el segundo, pero me va gustando. Creo que Han va a acabar con Jimi, al menos eso parece ahora mismo. Congenian muy bien.
- Si tú supieses... - dije con una sonrisa pícara en la cara. Aún le quedaba.
Estuvimos hablando un rato largo hasta que un médico me dijo que era hora de que descansase.
Salí de la habitación, asegurando que iría a verle al día siguiente.
Fuera, sus padres hablaban con el médico.
"Cáncer de pulmón" escuché "Le operaremos lo antes posible."
Seguía hablando, pero yo no lo escuché. Me quedé allí de pie, mirando hacia ningún sitio en concreto.
Algo recorría mi mejilla. Una lágrima, quizás. O dos.
Estaba conteniendo la respiración.
Entonces cogí una bocanada de aire. Una de esas en las que coges todo el aire que puedes. Como cuando quieres hacerte un ancho sin respirar en la piscina. Una de esas que te ayudan a no ahogarte.

Lucas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora