-CAPÍTULO DOS-

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Hace exactamente siete días que Hyukjae trabajaba para la compañía de bienes raíces más grande de todo Seúl. Era la primera vez que trabajaba en un lugar así, con un alto nivel de exigencia, donde tenía que estar al pendiente de incontables inmuebles, tener una gran memoria para las numerosas reuniones con jefes de departamento o grandes socios de otras compañías. Además de recordar a cada cliente o cada potencial comprador le daba migraña.

Estaba siendo divertido trabajar para alguien que en realidad no conocía bien la empresa. Al principio solo llevaba su agenda, le recordaba las citas agendadas y los lugares que debía visitar, era bastante fácil. Sin embargo, en cuanto Suzy se fue, había tenido que lidiar con otros retos, como realizar informes para todos los departamentos, las incesantes llamadas de los diferentes clientes, y las interminables citas. De igual forma a veces tenía que acompañar a su jefe a cenas de negocios que terminaban por la madrugada, y como resultado tenía que volver a su hogar en algún uber o taxi disponibles.

Después de siete días se sentía agotado, ya que al mismo tiempo tenía que estudiar para sus exámenes. Y aunque solo iba los sábados a la universidad, estaba resultando muy agotador tener solo unas horas del domingo para descansar, antes de correr al trabajo.

Ese domingo era un ejemplo. Estaba disfrutando de un buen plato de ramen picante, tumbado en su sillón, mientras en la pantalla se reproducía la película Chicago, amaba el performance de I Can't Do It Alone que bailaba Catherine Zeta-Jones, le encantaba esa mujer; cuando el teléfono empezó a sonar a su lado. Lo miró de reojo, fijándose en su pantalla que ponía "JEFE". Sorbió los fideos a prisa, masticando un poco para poder contestar.

-¿Si?

-Hyukjae -respondió su jefe con un tono entre ansioso y aliviado - gracias al cielo ¿donde están los archivos de las residencias a vender en Italia?, no los encuentro. Juraría que me los has enviado al correo.

-Uhm- dijo pensativo mientras tragaba el resto de comida que tenía en la boca-¿se refiere a los del Señor Connor?, eso aún no han sido escaneados, los que me pidió son de las propiedades en Alemania, señor.

-¿Qué?- jadeo- ¿estás seguro?

-Muy seguro, señor- afirmó- los documentos del señor Connor están justo en la pila de documentos que tiene en el escritorio

-Vale, ¿puedes traerlos?- pregunto.

-¿Ahora?

-Si ahora, quieren firman lo antes posible y debo trabajar en el proyecto, traelos a mi casa, por favor.

-Pero...- Hyukjae dejó salir un jadeo involuntario.

-Hyukjae, por favor, no te estoy pidiendo nada que no puedas hacer, solo traelos y te puedes marchar.

-Está bien, señor, ya se los llevó en un momento.

El pitido le aviso que la llamada había terminado, dejó el teléfono donde había estado al principio y tomó el cojín que tenía al otro lado, enterró la cara en él y gruñó. Era domingo, su domingo, sus pocas horas solo para él, y Donghae le había llamado para eso.

¿Qué no podía esperar hasta el lunes?

No claro que no podía, lo único bueno que le veía a eso era que entre más pronto terminará de llevarlos documentos, más pronto estaría en casa recibiendo la noticia de su jefe de que se iba a ir a Italia por unos días a finalizar el negocio, y eso le hacía feliz.

Se puso de pie, tomó los trastes que había utilizado y se fue a la cocina, los dejó en el fregadero, y se dirigió a su habitación, solo le apetecía cambiarse los pantalones de pijama por unos jeans de mezclilla, la playera estaba bien así. Se puso una sudadera encima, no debía vestirse formal, era su día libre. Algo que claramente su jefe no entendía.

Sí, señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora