Capítulo 17

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Betty.

"MÁS AMIGAS QUE NUNCA, EMILY Y BETTY JUNTAS EN TEXAS"

"LOS MISTERIOS DESVANECEN, EMILY ACOMPAÑÓ A BETTY A SU CIUDAD NATAL"

"REVISA LAS FOTOS DE EMILY EN AUSTIN"

"EMIBETTY O BEMILY, LA DISCUSIÓN QUE TOMÓ LAS REDES SOCIALES"

Por más que traté de evitar a Emily, no pude. La quería lejos, no quería sentirme así, no podía creer que fui la idiota que cayó por Emily Parks, por esa tonta chica que parecía ser la copia humana de Vanellope von Schweetz. Para peor, ella se había comportado de una manera tan encantadora para el cumpleaños de mi abuela, quise estar lejos de ella, pero mis ojos sólo se posaron en ella cada tanto. Verla jugar con los niños y niñas había causado algo en mí, y verla con mis tías portándose tan amable me hizo creer que mi familia podría quererle.

Pero no podía seguir con esos pensamientos. No quería que ella me gustara. De todas las personas en la que me podía fijar, tenía que ser ella. Exactamente la persona que menos deseaba tener en mi vida.

Sinceramente, siempre espere tener una buena relación, quizás no un príncipe azul, pero si poder vivir un romance como los libros que leía siempre o alguna de las películas, vivir esos momentos mágicos que eran dignos de ser retratados. Pero en cambio tenía a Emily, la chica que en vez de aceptar mis disculpas como una persona normal me disparaba con su pistola de agua. La chica que, en vez de ganar en un puesto de dardos, prefería gastar 35 veces más para obtener un conejo de peluche. La chica que en vez de tocar mi puerta una mañana con un ramo de flores, llegaba con mariachis y con flores, pero para mi abuela. La chica que, en vez de comprarme un collar, me compraba zapatillas. La chica que, en vez de regalarme un anillo real, me daba uno de papel. La chica que, en vez de ser un chico, era una chica.

Quizás debía internarme en un psiquiátrico, algo debía estar mal en mí. Algo debía fallar en mi nivel cognitivo para que todo eso me pareciera lindo.

La mañana anterior, cuando estuvimos en el supermercado, me gustó hacer eso con ella, como si pudiéramos siempre ser unas personas normales. Incluso cuando James apareció, pensé en un momento que sólo subiría al auto cuando la vi retroceder un poco, pero ella sin saber nada, me salvó de la situación. Quizás James era una de las mayores razones del por qué la idea de que sea Emily me desagradaba tanto, temía volver a caer en lo mismo. Por más que James me parecía encantador, era el chico que siempre espere que me amara, pero al final del día, él nunca me quiso.

Miraba el reloj de la sala algo nerviosa, era tarde y él aún no llegaba a casa. Él me prometió que esa noche si iba llegar, se supone que había volado hasta acá para estar juntos, eso era lo que siempre decía, pero finalmente de alguna forma siempre encontraba a alguien más para salir a divertirse. Al principio no me molestaba, ya que durante el día debía estar en el estudio trabajando, pero me hubiera gustado poder llegar a casa y acostarme con él sólo para descansar.

—James. —Me levanté cuando el rubio cruzó la puerta. Él se tambaleó un poco antes de mirarme y sonreír.

—Hey, llegaste a casa. —Se acercó a mi y cayó en el sofá. Apestaba a alcohol.

—¿Dónde estabas?

—No es tu problema. —Él empezó a desabrochar la camisa que usaba, pude notar inmediatamente las marcas de labial en el cuello de su camisa blanca. Quise vomitar, él de nuevo lo hizo. —Te esperé para salir juntos, pero me dejaste encerrado como un perro acá.

Notas Cruzadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora