Betty.
Había pasado la primera noche con Emily, ella parecía un poco más tranquila, pero habíamos evitado a toda costa nuestros teléfonos, por el bienestar de su salud mental. Quería poder apoyarla lo más posible en su proceso, tenía un tiempo acotado para estar con ella, así que me propuse estar lo más disponible y tratar de prepararnos para el impacto que existiría en redes sociales.
Cuando vi todo lo que había pasado me sentía impotente, por un lado, por no poder estar junto a Emily cuando todo su círculo cercano la estaba apoyando, y por otro, que todo esto estuviera involucrado James. Ese imbécil se había propuesto hacerme la vida imposible, una parte de mí sabía que esto pasaría en el momento en que me negué a regresar con él y lo golpee. Él no buscaba dañar a Emily con todo esto de la demanda, él trataba de dañarme a mí, sabía que, poniendo en aprietos a la vocalista, me iba a poder dañar. Él sabía mejor que nadie como dañar mi mente.
Emily tenía la mala costumbre de despertar antes que yo, eran pocas las veces que la había visto dormir y podía prometer a cualquiera que, aunque ella parecía a veces ser la hija del diablo, cuando dormía parece un ángel tranquilo. Aunque claro, Lucifer primero fue un ángel, pero detalles. Escuché música en la primera planta y miré el reloj de su habitación, era más de medio día. Bien, quizás ella despertaba antes porque yo despertaba más tarde, pero en mi defensa, sólo con ella me era posible dormir de una manera tan tranquila. Cuando bajé a la primera planta pude distinguir mejor la música.
¿Ella estaba escuchando a Juan Gabriel?
—¿Emily? —Llegué a la cocina en donde ella parecía estar cocinando algo.
—¡Mierda! —Ella se sobresaltó. —Me asustaste.
—Lo noté. —Me acerqué a ella y abracé su cuello mientras miraba dentro de la olla, era carne. —¿Qué haces escuchando a Juan Gabriel?
—Vamos a comer tacos, quería ponerme a tono.
—Eres tonta. —Besé su mejilla.
—Siempre tan tierna.
—Es para mantener el romance. —Sonrió, que linda era Emily. —-¿Por qué preparas tacos?, la última vez casi moriste por la salsa picante que preparó Tatiana.
—Vi comerla a Verónica y ni siquiera se inmutó, ella me dijo que no estaba picante. —Algo típico de mi hermana. —Ustedes tienen un gen especial o algo así, porque no puedo entender cómo les gustan las cosas así de picantes.
—Supongo que tenemos un mejor paladar.
—Saben usar muy bien sus lenguas, tú me lo demostraste. —La solté para golpear su brazo. —Ya decía yo que había pasado mucho sin que me golpearas, no sé si es una red flag o sólo una aproximación al BDSM. —Rodee mis ojos. —Preparaba esto para hacerte sentir como en casa.
—¿Por qué soy mexicana?
—No, porque cuando fui a tu casa parecías disfrutarlo. Me gusta verte disfrutando comer. —Miré a Emily. —Lo siento, quizás sonó mal.
—No, para nada. —Sonreí. —Es sólo que a veces dudo de que seas real.
—Quizás fui escrita por una mujer terapeada y que por eso cree en las relaciones sanas. —Ella bajó la temperatura de la cocina antes de tomar mi cintura sorprendiéndome cuando me subió sobre la encima, se posicionó entre mis piernas y tomó mi rostro entre sus manos. Casi siempre sus manos eran cálidas. Al menos de esa forma las sentía. —Betty, ¿sabes que esto es lo mínimo que mereces?
—¿El que me cocinen mi comida favorita?
—No sabía que eran tus favoritos, no quería caer en el prejuicio. —Sonreí. —Pero no me refiero a eso, princesa. Me refiero a una relación como esta, es lo mínimo que mereces. Eso lo mínimo que cualquier persona merece.
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Notas Cruzadas.
RomanceTras un conflicto arrastrado por años entre una joven banda de rock/pop y una cantante del pop es que, Emily Parks, la vocalista de Last August, le ofrece una pequeña tregua a Betty Ramírez para escribir una colaboración que podría ayudar a ambos ba...