16- Aléjate de mi

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Miércoles. Ya era el segundo y último día de Jorge en esas cortas vacaciones, al siguiente día por fin se iría nuevamente a Los Angeles, con Silvia. Debía admitirlo, se la estaba pasando tranquilamente sin problemas, pero de igual manera ya se quería regresar.

Silvia por lo tanto, se arregló temprano para ir a Global Radio para terminar unos asuntos sobre la reunión en Ojai, que sería al siguiente día.

Se puso ropa cómoda pero formal y se marcho. Tuvo que llevarse a Lizzy con ella al trabajo, pues se suponía que la estaba cuidando y no la podía dejar en ningún otro lugar.

Entró rápidamente a su edificio y todos la saludaban con respeto, como siempre. Pero parecía que todos estaban aún más fascinados por la tierna compañía de la jefa.

—Buenos días jefa, ¡Awww! —dirigió su mirada a la pequeña bolita peluda—. Que hermosa criaturita que tiene. —se acercó Flavio, el asistente de Silvia, a acariciar a la tierna cachorrita.

—Es muy linda verdad. —dijo Silvia.

—¡Es preciosa! ¿Es de usted? —pregunto encantado Flavio.

—Es de Jorge, yo la estoy cuidando mientras el no está.

—Vaya, y yo pensé que odiaba al señor Jorge. —carcajeo irónicamente.

—¿Cómo? —pregunto desconcentrada.

—Nada jefa, decía que, que lindo que cuide a esa hermosa perrita, y otra cosa, los papales para la reunión del viernes están en su escritorio, los mando Sara la asistente del señor Salinas, cualquiera cosa estaré aquí a lado, en mi oficina.

—Gracias Flavio, puedes irte. —sonrió Silvia acariciando cariñosamente a Lizzy.

En Clearwater Florida, Jorge despertó cuando un fuerte rayo de sol le pegaba en su cara. Se baño y arreglo para encontrarse a todos desayunando.

—Hola. —dijo seriamente, Jorge.

—Que tal, dormiste bien. —pregunto su padre.

—Eh sí, si. —dijo extrañado.

Se sentó a desayunar con ellos. Cómo habían acordado, fueron a explorar la ciudad de Clearwater y sus lugares como tiendas y más cosas. Pasaron por un supermercado y compraron algunos alimentos para hacer un asado en la tarde, no podía faltar mucho alcohol.

Llegó la tarde y el padre de Jorge prendió el asador que se encontraba afuera de la casa, la cálida vista al mar y el lindo atardecer daban un toque agradable a ese momento. Jorge se sentía bien, aunque un poco incómodo a la vez.

Comieron de la carne a la parrilla y algunas salchichas asadas, también bebieron unas cervezas bien frías; Jorge disfrutando del momento había tomado varias cervezas, le estaban empezando a hacer efecto, pues le pegaba muy rápido el alcohol. Iba directo adentro para ir al baño pero se topo con Jessie y Elizabeth, las había estado evitando todo el tiempo pero está vez fue inevitable no toparselas, pues estaban en medio de la sala.

—Hola Jorge, porque nos has estado evitando. —pregunto Jessie un poco tomada.

—No te interesa. —contesto un poco amargado y entro al baño.

Jessie y Elizabeth al darse cuenta del estado de Jorge, supieron que era el momento adecuado para ejecutar el plan que hace días habían planeado.

Después de que Jorge salió del baño, se iba a ir a la habitación pero está vez Elizabeth le hablo.

—Oye Jorge, ¿No quieres? —pregunto ofreciendo un delicioso pedazo de chocolate, actuando con total naturalidad.

—No gracias. —dijo negando la cabeza.

El deseo en tu miradaWhere stories live. Discover now